El último emperador azteca de México fue Cuauhtémoc, casado con una hija de Moctezuma. En la capital del imperio, este opuso una tenaz resistencia a los hombres de Hernán Cortés, quienes creían que allí se ocultaban tesoros fabulosos.Cuando por fin lograron entrar, la desilusión fue tremenda:
Ni huella de las riquezas que habían soñado.
Furiosos, pidieron a Cortés que Cuauhtémoc y su ministro fueran torturados hasta que revelaran el lugar del supuesto escondite.
Los acostaron entonces a ambos, en parrillas y encendieron algunos leños debajo de ellos.
Ante los gritos despavoridos de su ministro, quien imploraba a Cuauhtémoc, que lo salvara de tal sufrimiento, éste, con dignidad imperial, le preguntó: "¿Estoy yo, acaso, en un lecho de rosas?"
"LA ESPADA DE DAMOCLES"
Cuatro siglos antes de Cristo gobernaba en Siracusa el tirano Dionisio.
Era duro y cruel, pero detestaba a los aduladores.
Cuando un cortesano llamado Damocles alabó la felicidad del tirano, éste le preguntó:
"¿Quieres compartirla por unas horas?" y lo invitó a cenar en su palacio.
Damocles gozó del festín hasta que advirtió que sobre su cabeza pendía una espada de punta, sostenida por una crín de caballo.
"Así es la fortuna que me envidias" le dijo entonces Dionisio.
"¿Como puedo disfrutarla sabiendo que a pesar de todos los guardias que me rodean, muchos intentan asesinarme?"
Desde entonces, "La espada de Damocles" sintetiza en una frase el temor de vivir con la amenaza de un peligro inminente.
"RENACER DE LAS CENIZAS"
La idea de volver a
alzar vuelo después de una gran crisis suele ser alegóricamente expresada
mediante la antiquísima leyenda egipcia del ave fénix.
Un pájaro fabuloso de
brillante plumaje dorado y escarlata que emitía un canto muy melodioso y
cuya vida se extendía - las versiones difieren - entre los cinco y los once
siglos.
Antes de morir, el
Fénix - del que existía un solo ejemplar - se preparaba un nido hecho con ramas
de árboles raros y también hierbas aromáticas, al que se le prendía fuego
y el ave se extinguía entre sus llamas. Éste resucitaba muy pronto de las
cenizas, intacto y rejuvenecido, para vivir otra vez por siglos.
La creencia dio lugar al dicho "renacer de las cenizas" y a su equivalente
menos empleado
"ser como
el ave fénix".
Maravillosa
metáfora que condensa el destino de aquellos que, tras un fracaso que se creyó
definitivo, renacen con el fervor y la fortuna que suponían para siempre
perdida.
"SI LA MONTAÑA NO VIENE A MAHOMA..."
Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cual predicaría. La muchedumbre se reunió entonces; y fue así que Mahoma llamó una y otra vez a la montaña y cuando ésta no se movió de su lugar, el profeta dijo sin abochornarse:
Este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de Oriente.
Figura en los ensayos de Sir Francis Bacon (1561-1626) filósofo ingles y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso de la Edad Media.
Esta parábola, que el gran pensador imaginó para desmitificar ciertos modos de razonar, acabó por transformarse en un dicho popular que muy poco conserva de la intención original.
Se emplea hoy para significar que en determinadas circunstancias hay que renunciar a que algo suceda por favor o mediación ajena y hacerse cargo personalmente para lograr lo que se quiere.
Ni esperar inútilmente, ni argumentar sin esperanzas.
Ir a la montaña es asumir como propia una tarea, aunque no nos corresponda.
"HABLAR POR BOCA DE GANSO"
Cuando un ganso grita, todos los demás se pliegan al barullo, pero no es esa manía la que originó el dicho. Hace tiempo se daba también el nombre de "ganso" a la persona que se desempeñaba como maestro.
El calificativo zoológico que se le endilgaba a este maestro, nada tiene que ver con las gansadas que podía cometer, simplemente se debía a la pluma con la que él escribía y enseñaba a escribir.
Era como se usaba en aquel entonces, una pluma de ganso.
El buen alumno era el que repetía e imitaba lo que su "ganso" afirmaba.
Con el tiempo, el sentido de la frase cambió ligeramente.
"Hablar por boca de ganso" equivale a repetir algo de lo que se carece de constancia.
Quién así habla suele hacerlo con pedantería, respaldándose en el conocimiento de algún otro.
No verifica lo que ha oído, ni lo piensa, ni lo critica. Simplemente, habla..."Habla por boca de ganso".
"LA TERCERA ES LA VENCIDA"
El dicho original, aún usado en España, es: La tercera va vencida.
Donde vencida tiene el sentido de un éxito definido.
Se remonta a la organización de las legiones romanas, que para el combate se distribuían en tres filas. En la primera iban los soldados novatos, provistos de armas livianas. Los seguían los soldados de mayor edad, más fogueados y con un equipo más pesado. La tercera línea estaba compuesta por la elite de la legión: los veteranos de valor y destreza probados.
Estos últimos, por la posición que ocupaban eran llamados tertiarii o terciarios.
Cuando las dos primeras filas no lograban decidir la suerte de la batalla, entraban en acción los tertiarii, quienes, por lo general, aseguraban la victoria.
La frase está también ligada a la idea de desempate, a la cual para decidir en muchos juegos se recurre a tres partidas, como en el truco.
Primero partido, segundo revancha y tercero el bueno, donde "la tercera es la vencida".
"EL SEXO DE LOS ÁNGELES"
En la Edad Media las disputas sobre teología y metafísica arrojaron luz sobre importantes puntos de doctrina, pero no faltaron amantes de la retórica que se ocuparon de asuntos tan triviales como disparatados.
Fueron famosas, por ejemplo, las largas controversias de cuántos granos forman un montón ....
- ¿cuatro, diez, una bolsa entera?-
Los seudos filósofos de aquella época se empeñaron en dilucidar a partir de qué números de pelos, un hombre llega a ser calvo, las damas tampoco se quedaron atrás en sus divagaciones y fue entonces que entre tanto absurdo el sexo de los ángeles tomo protagonismo y motivaron cientos de escritos y debates, si debían considerarlos como ¿masculinos o asexuados, hermafroditas o inmateriales?
Hoy felizmente el asunto ha quedado de lado y se considera a la frase "El sexo de los Ángeles" a cualquier derroche de sutileza con patente de erudición....lo que verdaderamente dicho en palabras mas simples sería un divague al cohete.
"HACER DE TRIPAS CORAZÓN"
Hace veintitrés siglos Hipócrates, padre de la medicina, consideraba el corazón como el órgano del calor humano y la sede de la inteligencia. Para los antiguos egipcios, los hindúes y los judíos, fue siempre el símbolo del amor más elevado.
El Cantar de los Cantares, los poetas románticos y las letras de tango coinciden en esa tradición.
Las tripas tuvieron menos suerte, ya que por tratarse de la parte baja del cuerpo, les fueron endilgadas las emociones innobles, como el miedo, mientras que el corazón es valiente y se enamora, la flojera de los intestinos y los calambres del estómago delatan nuestras debilidades .
"Hacer de tripas corazón" significa entonces por extensión, sobreponerse a todo eso para ponerle el pecho a lo que sea. La frase es tan antigua como anónima.
"METERSE EN CAMISA DE ONCE VARAS"
Expresión que sale a relucir cuando alguien se embarca en una empresa que promete más riesgos que beneficios.
Lo que primitivamente se decía era meterse en cañiza de once varas y esa locución era de uso exclusivamente campesino. La cañiza es un redil o corral hecho con cañas partidas por la mitad. Por otra parte, el diccionario da como una de las acepciones de vara a "la cantidad de cerdos que una sola persona puede conducir con la ayuda de un palo" alrededor de cuarenta.
La cañiza de once varas era entonces un espacio capaz de contener unos 500 animales. Un sitio tan engorroso como de difícil salida.
Otra versión relaciona a la frase con una ceremonia medieval de adopción. En ella la criatura era pasada por la manga de una camisa y sacada por el cuello en señal de aceptación.
La vara es una medida antigua que equivale a unos 80 cm, dicha prenda debía medir once varas, un equivalente a unos diez metros, la criatura debería recorrer entonces un largo camino de salida.
Camisa o cañiza, el sentido del dicho es idéntico, "meterse en camisa de once varas" es meterse en una situación que nos excede y nos llena de complicaciones.
"UN FULANO CUALQUIERA"
Fulano, junto con Mengano, Zutano y Perengano, son expresiones indeterminadas, formas de eludir a la persona cuyo nombre y apellido ignoramos.
Los dos primeros fueron bautizados en los tribunales árabes. Allí se hacía referencia al individuo de filiación desconocida con la frase Fulan Ibn Man Kan "un tal hijo de quien sea".
De Fulan, salió Fulano, al que se lo suele nombrar con una partícula nobiliaria: Fulano de Tal.
Y a Man Kan le debemos Mengano.
Perengano ya es de hechura española y deriva del apellido Pero, de donde vienen los Pérez, a quienes se les dijo primero Perencejo y después Perengano.
En cuanto al cuarto miembro de esta familia, Zutano, viene del zut, con lo que llamábamos a un desconocido.
Fulano, Mengano, Zutano, Perengano... un verdadero cuarteto de anónimos, un grupo fantasma, cuyos miembros parecen condenados a no ser nunca dueños de una cara, una voz y un DNI,
en definitiva..."Un Fulano Cualquiera".
"PRENSA AMARILLA"
Hacia 1896 dos magnates de prensa rivales- William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer- eran dueños de las dos cadenas de periódicos más poderosas de los Estados Unidos. La lucha se libró sobre todo en Nueva York, donde Hearst era propietario del Journal y Pulitzer del World. Para superarse en la guerra de ventas ambos apelaban a los toques más sensacionalistas. Titulares tamaño catástrofe y gran despliegue de fotografías acompañaban una información que no ahorraba detalles acerca de accidentes, crímenes, adulterios y chanchullos políticos. A ese tipo de diarios el público les dio pronto el nombre de amarillos. La calificación proviene de una historieta llamada The Yellow Kid que nació en el World. En ella, las palabras del personaje aparecían impresas sobre su camisa amarilla. El uso de es tinta en los diarios era una innovación tecnológica; y así, al atractivo propio de la tira se sumó lo detonante del color. El dibujante trabajó alternativamente para uno y otro diario: de estos vaivenes y del común estilo de hacer estallar la noticia ante los ojos del lector surgió la frase "prensa amarilla". Esta se aplica todavía al periodismo que, aunque venga impreso en blanco y negro, busca agotar las tiradas con fuertes dosis de escalofrío y escándalo.
"GOZAR DE LA FRESCA VIRUTA"
"Gozar de la fresca viruta" consiste en eso: pasarla bien sin preocuparse por nada y disfrutando de lo que se tiene a mano. Pero, ¿qué relación existe entre "la dolce far niente" y eso que el diccionario define como... lámina fina y enrulada que sale de la madera al cepillarla?
Ocurre que hasta no hace mucho era común aprovechar la viruta para rellenar colchones. Tanto las tiras de madera como el aire que queda entre ellas son excelentes aislantes del calor. El relleno, además, se acomoda muy bien al peso y la forma del cuerpo. Por eso, en la era pre-plástica, la viruta fue parte del ocio. Y gozar de ella, un arte, que como dice muy bien Arlt, hacía sentir la vida más linda, más liviana y más mullida... en suma ...... "gozar de la fresca viruta".
"SALIR CON UN DOMINGO SIETE"
Mucha gente considera el domingo como el séptimo día de la semana. Resulta por lo tanto natural y esperable asociar el domingo al número siete. Entonces, ¿por qué este dicho equivale a decir algo intempestivo y fuera de lugar?
Para entenderlo, hay que retroceder al comienzo del mundo. Según el Antiguo Testamento, Dios completó su obra en seis días y descansó el séptimo, que según la doctrina judía corresponde al sábado. De allí el sabath, día consagrado al reposo por la religión hebrea. También para los católicos la semana comienza en domingo, pero en tal caso la jornada es de fiesta por la resurrección de Cristo.
Hay que atribuir al calendario laboral la idea equivocada de que el número siete corresponde al broche de la semana. El dicho ahora nos resulta poco claro. Y la razón es simple. Hace siglos, considerar séptimo al domingo suponía un despropósito. Hoy, en cambio, es un error admitido y corriente. Y aunque haya perdido en parte su sentido original, la frase continúa siendo usada para señalar un sinsentido, cuando alguien sugiere una locura........ "nos salió con un domingo siete".
"SE LE HIZO EL CAMPO ORÉGANO"
El orégano, tan usado como condimento, ahuyenta con su aroma a los roedores del campo.Por tal razón en los terrenos alfombrados por esta plantita no existen vizcacheras ni otras cuevas similares. El jinete que anda por esas zonas puede aflojar confiado las riendas ya que tiene asegurado un sueño mullido, sin pozos donde el caballo pueda tropezar. De allí nació el dicho "hacérsele a uno el campo orégano", que expresa el alivio de descubrir que las dificultades han desaparecido. Igualmente se emplea en sentido irónico: cuando erróneamente alguien se larga a una empresa que creía sencilla y se encuentra con que el asunto estaba más "poceado" refiriéndose a los obstáculos, de lo que de entrada había supuesto, creyendo que era fácil y en realidad ..."se le hizo el campo orégano".
"ARAMOS, DIJO EL MOSQUITO"
El vicio de atribuirse los méritos del trabajo ajeno, ha sido objeto de una serie de dichos y de fábulas.
En "El Coche y la Mosca", por ejemplo La Fontaine describe cómo un carruaje tirado por seis caballos queda empantanado en la cuesta de un camino. Mientras los seis hacen enormes esfuerzos por salir, aparece una mosca que va y viene entre las orejas de los animales prodigándoles frases de aliento e inútiles recomendaciones. Cuando por fin el coche vuelve a andar, se ufana el insecto diciendo: "si no fuera por mi ayuda, todavía estaríais tironeando en la cuesta".
También los españoles se han hecho eco del tema. Una fábula anónima habla de un buey que recorre el campo arrastrando el arado durante toda una jornada y llevando un mosquito sobre el lomo. La estrofa final resume la presunción del parásito: "Y cuando el buey agotado/ todo el trabajo hubo hecho/ aramos dijo el mosquito/ muy orondo y satisfecho".
Ese "aramos" refleja la actitud de un enjambre de gente que con la pantomima de colaborar, cree haber cumplido. Un zumbido que irrita. Un aguijón de falsos méritos que nos taladra con frecuencia.
"COMO BOLA SIN MANIJA"
Usada primero por los indios, las boleadoras fueron para el gaucho un arma contundente y un elemento de trabajo para cazar guanacos y avestruces. Se componían de dos bolas - o a veces tres -formadas de cuero y sujetas por tiras del mismo material de unos dos metros de largo. La manija de la boleadora es la bola menor, la que empuña quien se dispone a hacer el tiro para golpear con las otras dos.
Pobre como lagratija / y sin respetar a naides / anduvo cruzando el aire / como bola sin manija...
se lee en la segunda parte del Martín Fierro.
Una bola sin manija es un contrasentido. Algo así como un martillo sin mango. Ese es el significado que dió al dicho la gente de campo y con la misma intención pasó al léxico de la ciudad. Quien anda en esas condiciones está condenado a la desorientación y el vaivén .....andando "como bola sin manija".
"ESTAR EN PAMPA Y LA VÍA"
A los burreros que salían del Hipódromo Nacional - situado en otros tiempos donde se alza hoy el estadio de River Plate- se les ofrecía la oportunidad, como gentileza, de viajar gratis en un tranvía que desde allí los llevaba muy cerca del cruce de la calle Pampa con las vías del actual Ferrocarríl Belgrano. A partir de ese lugar. bastante inhóspito entonces, cada cual seguía su camino, quienes habían perdido hasta su último centavo quedaban librados a su suerte y destino. Tenían que continuar como se podía hasta donde querían ir, generalmente a píe, de regreso a sus casas..
"Quedarse en Pampa y la vía" ha perdido su sentido exclusivanmente turfístico. Aunque abarca cualquier empresa que nos deja sin dinero inexorablemente, con cero presupuesto y a la intemperie, como solía sucederles a los amantes de las carreras de caballo, dejándolos sin una moneda en el bolsillo y
"en pampa y la vía".
"NO ES MOCO DE PAVO"
Cuando queremos ponderar la importancia de un asunto cualquiera, con frecuencia nos valemos de una comparación negativa y destacan os que eso "no es moco de pavo".
El diccionario define moco de pavo como "apéndice carnoso y eréctil que el pavo tiene sobre el pico".
Pero el dicho del título proviene de cuando se usaba reloj con cadena. Esta asomaba como una provocación para los ladrones, quienes aprovechaban las aglomeraciones para desprender el reloj y dejar la cadena que lo sujetaba. Dado el tipo de público del que salían los incautos (llamados "pavos" en la jerga del delito) esas cadenas eran de escaso valor, de modo que se quedaban colgando como cuelga el moco del ave.
Hoy se usan relojes de pulsera, la expresión ha perdido toda conexión con su origen., pero basta escuchar que algo no es moco de pavo para que en seguida entendamos que no nos están hablando de ninguna pavada.
"CHAUCHA Y PALITO"
Esta frase nacida en el campo argentino traduce el escaso beneficio económico producido por una actividad cualquiera. El palito es el que viene en la yerba, un desperdicio, un estorbo para sacar del mate todo sabor esperable.
¿"Ande yerba ´e puro palo?" se preguntaba el criollo, expresión que significa ..¿que se puede esperar de alguien o de algo en lo que hay poco que valga la pena y donde casi todo esta de más?
También la chaucha sobrelleva un historial de descrédito. Poco tenida en cuenta como alimento, la judía verde, como la llaman en España, nunca gozó de buena prensa. En tiempos de la colonia se dio sobrenombre de chaucha a una moneda de poco valor (de allí nos quedó aquello de "comprar por unas pocas chauchas"). Como vegetal ningún chef de categoría la incluye entre sus mejores platos.
Y al individuo de fama de bobo e inservible se lo trata con el apodo de chauchón.
"Chaucha y palito" entonces es la suma de dos pequeñeces.Algo así como poco y nada. Frase humildemente quejosa, para pronunciar a media voz. La más tímida calificación de un ingreso pobretón. Algo tan insípido como una chaucha sin condimento y con tanto gusto a poco como un "amargo" con más palo que yerba.
"SE ARMÓ LA DE SAN QUINTÍN"
Más de 47.000 infantes, 17.000 jinetes y 80 piezas de artillería intervinieron en la toma de la ciudad francesa de San Quintín, a orillas del río Somme. Eran los efectivos enviados por Felipe II en su lucha contra la Reforma protestante. A ellos opuso el enemigo un ejército de 40.000 hombres. Los ataques y contraataques se sucedieron durante ocho días en los cuales se luchó cuerpo a cuerpo en terreno cenegoso y bosques espesos. El 10 de agosto de 1557 el enfrentamiento culminó con una espantosa carnicería. En ella los franceses dejaron un tendal de cadáveres en el que se encontraba lo mejor de la nobleza de Francia. Incendios, saqueos y violaciones siguieron a la toma de la plaza.
Se entiende entonces que la frase "se armo la de San Quintín" sea todavía hoy sinónimo de una trifulca descomunal, aunque muchas veces exageremos y nuestro "San Quintín" no pase de una discusión algo fuerte sucedida en alguna que otra reunión.
"ANDÁ QUE TE CURE LOLA"
Frase-escudo para defendernos de quienes vienen a importunarnos con el relato de sus carencias e infortunios. Lola es, como se sabe, el sobrenombre familiar de Dolores.
Afirman algunos autores que el dicho se refiere a la Virgen de los Dolores, a quien se recurre en procura de auxilio para las enfermedades y los contratiempos.
Es así que, a la irreverencia sacrílega de ponerle apodo a la Virgen, se sumaría el sarcasmo de remitir a ella a las personas cuyos males nos tienen sin cuidado. Una manera no muy cordial de indicarles que se las arreglen como puedan.
Esa folklórica costumbre de indiferencia, se ha enriquecido con una expresión similar, pero menos conocida, la cual muestra a diferencia de la anterior mas indiferencia aún, pero esta vez con el agregado de la ironía, al sugerirles una ayuda suplente si es que la Virgen no tuviese tiempo para atenderlos...
"Anda que te cure Hortensia, que Lola está de licencia"
"EL HILO DE LA VIDA"
La idea de que la existencia humana es una madeja que se deshace a medida que se vive era común entre los antiguos griegos. Las tres hermanas a cargo de esta labor fueron llamadas Parcas por los romanos, quienes conservaron los nombres griegos que figuran en Homero: Cloto, Láquesis y Atropos.
En los días actuales, los nombres de estas tres funestas hermanas han quedado en el olvido, solo se habla de ellas, en los poemas solemnes o en alguna conversación de humor negro, con el nombre de "La Parca" haciéndose referencia al trío.
Pero olvidadas o no para algunos, lo cierto es que cuando la suerte o la salud de alguien es dudosa, aún solemos referirnos a tal situación con la frase: "Está pendiendo de un hilo" Como si una hebra de aquel mito que creemos obsoleto aflorara con un tétrico sonido de tijeras.
"EL LECHO DE PROCUSTO"
Según la leyenda griega, Procusto era un bandido que acechaba a los viajeros en el camino a la ciudad sagrada de Eleusis. Después de robar a su victima, la obligaba a tenderse en una cama de hierro. Cuando su estatura superaba la longitud de ese lecho, Procusto la mutilaba hasta ponerla al ras. Si en cambio el individuo resultaba corto de talla, Procusto lo estiraba sin piedad con tiras de cuero colocadas en los pies y en la cabecera de la cama.
Alto o bajo, para el despiadado Procusto era exactamente lo mismo, la victima terminaría siendo torturada ofreciéndole así un sádico placer.
Pero la historia terminó mal para el bandido, porque un héroe, llamado Teseo, quien ya había liquidado al Minotauro, acabó para siempre con sus fechorías después de someterlo a la misma tortura que él aplicaba a los desafortunados que caían en sus manos.
La parábola es por demás evidente. Previene a quienes a toda costa sin importar los sentimientos del otro, tratan de imponer excesivos límites con disposiciones tan restrictivas, que solo logran el dolor ajeno, sin pensar que el mismo dolor puede llegarles tarde o temprano.
"PONERSE COMO UN BASILISCO"
La frase expresa el colmo de la furia a la que puede llegar una persona. Está inspirada en un animal fabuloso del que se afirmó durante siglos que era capaz de matar con la mirada. Borges hace referencia en uno de sus libros al basilisco, que según parece era común en la edad media, describiéndolo de esta manera: "Un gallo cuadrúpedo y coronado de plumaje amarillo, con grandes alas espinosas y cola de serpiente, que puede terminar en un garfio o en otra cabeza de gallo"
Según ese mismo texto, el hábitat del basilisco es el desierto, lo cual resulta natural, ya que con solo mirarlos hace caer muertos a los pájaros, pudre los frutos, envenena las aguas, reduce a polvo las piedras y convierte en cenizas la vegetación. Por lo tanto, todo cuanto lo rodea se convierte en el más funesto de los páramos, con una sola mirada enfurecida del basilisco.
Decimos entonces, que alguien está hecho un basilisco, cuando su enojo llega al punto de la incandescencia.
En esas condiciones bien puede dar la imagen de un ser, que, aunque no esté dotado de garfios, ni de espinas, ni posee cola de serpiente, tiene el poder de fulminarnos con el rayo de rabia que proyectan sus coléricos ojos.
"EL CANTO DE LAS SIRENAS"
El halago movido por el interés, los discursos que prometen mucho con la idea de cumplir muy poco, las declaraciones engañosas de amistad o de amor, suelen ser calificadas como "cantos de sirenas".
Fascinaban a los marinos con su belleza y sobre todo con la dulzura de su canto y de esa manera los hacían naufragar.
En la Odisea, Homero relata que Ulises, advertido de ese peligro por la hechicera Circe, ordenó a la tripulación taparse los oídos con cera y él mismo, para poder escucharlas sin ceder a su maravilloso canto, se hizo amarrar a un mástil de la nave.
La moraleja es clara al respecto, prevenirse contra las tentaciones de la seducción, desoír los cantos de las sirenas que suelen engañarnos con mágicos tonos de dulzura, haciéndonos sentir el centro del universo.
Dicho de otra manera, cuando escuchemos voces que nos halagan demasiado diciendo frases hermosas jamás oídas, prestemos mucha atención y atémonos más fuerte que nunca al mástil de nuestra propias convicciones.
"EL INGENIO DE LA ESCALERA"
El autor de esta expresión es el filósofo francés Denis Diderot y figura en su libro "La paradoja del Comediante" original obra dialogada sobre el oficio de ser actor. Alli Diderot alude a la conciencia de "lo que pude haber dicho", momento en el que el actor descendía de una escalera con monólogos ingeniosos, tratando de esta forma de lucirse ante el público que lo observaba, con frases y ocurrencias que se hacían más punzantes a medida que iba bajando los escalones, intentando llegar al máximo del ingenio, poniendo de manifiesto todo su talento escalón tras escalón, sabiendo que resultaba imposible volver atrás para recuperar la oportunidad de acertar con las ocurrencias ingeniosas que lo colocarían en la cúspide de la fama, ya que una vez que los escalones se habían terminado, no existía la oportunidad de volver a descender.
La frase entonces atañe a los errores o indiscreciones que pudimos ahorrarnos, si hubiéramos aprovechado el tiempo justo que tuvimos para hacerlo.
"SER UN REY MIDAS"
Midas, que reinó en Frigia unos siete siglos antes de Cristo, es el centro de una leyenda nacida en Grecia cuyos ecos perduran en esta frase. Allí se cuenta que el rey estaba muy orgulloso de su jardín de rosas, tan grande como espléndido. Un día entró en él un borracho que lo pisoteó hasta destruirlo por completo. Era el cuadrúpedo Sileno, un fauno, padre adoptivo de Dionisio, el Dios del vino. Midas lo albergó en su palacio hasta que Sileno se recobró, y así se despidió de él perdonándole lo sucedido.
Desde entonces El Rey Midas se convirtió en el patrono de todos los seres capaces de hacer dinero con cualquier empresa que tomen en sus manos, logrando una grandiosa prosperidad, refiriéndose al don que ellos poseen con el dicho " Midas. Todo lo que toca lo convierte en oro"
"CORTAR EL NUDO GORDIANO"
En el año 333 a.c. llegó Alejandro y cuando lo llevaron ante el carro sin perder más tiempo, desenvainó su espada y con ella cortó de un solo golpe el nudo hecho por Gordius, ante la mirada de todos, cumpliendo así la predicción del oráculo.
Se instaló así la frase, para la posteridad "Cortar el nudo Gordiano", la que alude ciertamente a resolver un problema con métodos poco ortodoxos y solo para individuos que eligen en la vida la soluciones tajantes.
"¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GATO?"
Esta frase proviene de una tradición popular, recogida en verso por La Fontaine y otros fabulistas. Cuenta la gran preocupación de un grupo de ratones, cuando el dueño de casa, a la que han invadido, trae un gato para perseguirlos. Los ratones entonces, se reúnen en una asamblea para discutir como hacer frente al enemigo. Uno de ellos propone lo que parece ser en un principio el recurso ideal, atarle al gato un cascabel al cuello, para que ante el más mínimo movimiento de este, el cascabel suene alertándolos ante el peligro y así darles tiempo para escarpar y esconderse. Todos estuvieron de acuerdo y vieron con alegría solucionada la cuestión, hasta que uno de los ratones hace un comentario crucial dejando a todos mudos.
¡Excelente! Pero...¿Quién le pone el cascabel al gato?
Buena pregunta y además ineludible cada vez que se adopta una solución tan ardua o tan peligrosa como el problema mismo.
"UNA VICTORIA A LO PIRRO"
Pirro reinaba en Egipto en el año 281 A.C. cuando la ciudad de Tarento le solicitó ayuda contra Roma. Pirro acudió con 25.000 hombres y enfrentó al cónsul Valerio Levino.
Los elefantes que los romanos aún no conocían, decidieron la batalla y las legiones diezmadas, dejaron sus posiciones al fin de la jornada.
Pero, al amanecer, Pirro comprobó sus propias bajas: más de 4.000 hombres y sus mejores jefes muertos, su caballería puesta en fuga.
"Otra victoria como esta y estoy perdido" expresó amargamente a sus generales.
Desde entonces, la frase "Una victoria a lo Pirro" deja claras muestras de un contrasentido, aplicándose dicha frase, a cualquier éxito cuyo costo es tan elevado, que equivale a un verdadero fracaso.
"QUE LO ARREGLE MONGO AURELIO"
Mongo Aurelio es un personaje que nació a principios de los años 40 en el ambiente universitario porteño. Lo inventó un estudiante llamado Ricardo Mosquera Eastman, cuando estaban de moda las aventuras de Flash Gordon en el planeta Mongo, donde reinaba el cruel Ming.
Nuestro lunfardo conocía ya dos palabras que significan nunca, nada de nada o a mí que me importa.
Una es el andalucismo mongo, despectiva expresión, cuando no grosera y la otra es minga, de origen milanés, que alude también al mismo concepto.
Estos términos se entreveraron en la Universidad con la figura del emperador y filósofo Marco Aurelio, que trataban de comprender nuestro queridos universitarios por aquel entonces, como se hacía difícil la interpretación o tal vez engorrosa, nació la frase, mitad culta, mitad callejera a la que apelamos para desentendernos de cualquier asunto complicado y fastidioso, cuando no podemos o no queremos hacernos cargo......"Que lo arregle Mongo Aurelio"
"NACIERON, SUFRIERON Y MURIERON"
Doce años después llevaron mil quinientos. "Demasiado" volvió a decir el príncipe. Y pasaron diez años más hasta llegar a quinientos Pero una vez más el rey persa volvió a rechazarlos.
Le siguieron mas años de duro trabajo, hasta que el último sobreviviente del grupo original, se presentó ante Zemire con un único tomo. Pero el anciano rey ya se encontraba moribundo. "Moriré sin conocer la historia de los hombres" se lamentó. Entonces el sabio se inclinó ante su rey y cerrando el libro murmuró en su oído: " Mi Señor... Nacieron, sufrieron y Murieron" eso fue todo.
"EL ESTILO ES EL HOMBRE"
Curiosamente esta frase no pertenece a un orador o a un artista, la dijo George Buffon, naturalista francés que heredó grandes extensiones de tierra en Borgonia, donde nació en 1770. El interés en mejorar sus propiedades lo llevó a un intenso estudio de la flora y la fauna que recopiló en numerosos volúmenes.
A los veintiséis años fue nombrado director del Jardín Botánico de París y más adelante se le otorgó el título de conde. En su discurso de recepción en la Academia afirmó:
"El estilo es el hombre, nada más cierto. El estilo de hablar, de escribir o de vestir nos retrata -y al mismo tiempo nos delata- tan bien o mejor que una fotografía o las impresiones digitales"
El propio Buffon fue él mismo un acabado ejemplo de la frase que acuñó, era tan brillante para hablar y escribir, como elegante para vestir.
"EL PARTO DE LOS MONTES"
Así escribe en su libro "Arte Poética" el poeta Horacio (65-8 a.C) para referirse a ciertos autores de su época cuyas odas o tragedias comenzaban anunciando acontecimientos extraordinarios y grandes proezas de sus personajes, para concluir pobremente, dejando decepcionado al público.
Pronto los romanos adoptaron esa ironía y la generalizaron para cualquier empresa pomposamente anunciada, la que requería de extraordinarios esfuerzos cuyos resultados quedaban muy lejos de responder a lo prometido, en definitiva, un chasco a todo volumen y a corto plazo.
Con el tiempo la segunda parte del verso se fue borrando del habla, y el ratoncito se esfumó.
La expresión tomó entonces su forma actual: "El parto de los Montes"
Con ella se alude a cualquier realización que presenta dificultades enormes, que requiere tiempo, paciencia y trabajos agotadores, tanto, que son capaces de hacer parir a una montaña.
"PEGA, PERO ESCUCHA"
Cuando los persas invadieron Grecia, espartanos y atenienses formaron un único ejército.
El espartano Euribíades ejercía el mando supremo, en tanto que Temístocles, genio de la estrategia, encabezaba las fuerzas de Atenas.
Euribíades demoraba la acción ante el ataque y Temístocles decía que urgía atacar. No lograban ponerse de acuerdo. Tan fuerte llegó a ser el enfrentamiento entre ambos, que el espartano exasperado, levantó su bastón en ademán de golpear a su interlocutor, que Temístocles, mirándolo muy pálido le dijo:
"Pega, pero escucha".
Admirado por tanta moderación y firmeza, Euribíades terminó por admitir los argumentos de su oponente, cuya iniciativa los llevó a la victoria.
La frase se emplea hoy para aplacar al que se ofusca en una discusión, sin querer entender que puede estar desoyendo ideas mejores.
"LA PARTE DEL LEÓN"
Es común oír que alguien se lleva la parte del león cuando obtiene el mayor beneficio en una empresa de la que varios participan. El dicho tiene origen en una fábula de Esopo, que La Fontaine versificó en el siglo XVII.
El toro, la cabra y la oveja se asocian con el león para procurase alimento. Cazan un cervatillo y el león se hace cargo del reparto. Divide la presa en cuatro y dispone:
"Para mí es la primera, porque me corresponde. Esta otra me la llevo por ser el más valiente. Y la tercera como premio a mi destreza"
Cuando llega el turno de la cuarta parte, -la mayor y más tentadora- los otros se aprestan a tomarla, pero el león ruge: "Esa es mía".y se la apodera de un gran zarpazo. ¡Porque soy el león! aclara.
La frase "La parte del león" designa hoy la mejor porción o la más grande que alguien se atribuye en un acuerdo, porque ha sabido fijar de antemano cláusulas que le otorgan casi todo o de pudo deshonesto y prepotente.
"PLANTARSE EN SUS TRECE"
Como muchas frases hechas, ésta que expresa la idea de no cejar en algo, proviene de los juegos de naipes.
De éstos hay varios que, con ligeras variantes, otorgan el triunfo a quien logra más puntos sin pasarse de un número determinado, número que es el que da el nombre al juego. El más conocido entre nosotros es el siete y medio. Pero existen otros como el quince y también el llamado las treinta y una.
El dicho plantarse en sus trece proviene del segundo de estos juegos, el quince, que se juega con un mazo de naipes al que se le quitan el as y el dos de cada palo. Gana el que llega a quince o se aproxima más a esa cifra.
Un caso especial es el de quien suma trece, porque cualquier carta que le salga, lo hará pasar del puntaje requerido, a no ser que obtenga una figura, que solo tiene un valor de medio punto, pero las probabilidades son escasas, por eso lo más prudente entonces es plantarse en trece.
Lo que la frase representa, es la prudencia que se debe tener al decidir cosas importantes, para no arriesgar lo que tenemos, cuando las probabilidades en nuestra contra son demasiadas
"DAR EN EL CLAVO"
En la Antigüedad existía un juego infantil llamado
"hito" que consistía en fijar un vástago o un gran clavo a
determinada distancia de los
participantes, quienes desde su lugar,
debían arrojar unos tejos anillados de hierro, de tal manera que aquellos
que lograban acertar con el aro en el hito, ganaban el
juego.
Dado que el hito solía ser de hierro (este por lo general no
era ni mas ni menos que un clavo) dicha expresión entonces vino a significar lo
mismo...DAR EN EL CLAVO
Con el tiempo se popularizó y infantil juego , pasó a ser
cosa de grandes, ya que comenzó a usarse
como equivalente de acertar en la solución de algún problema que se
creía complicado.
"GATO POR LIEBRE"
Dicha expresión nace del consabido descrédito que habían
logrado granjearse las fondas o posadas de nuestro siglo pasado, dada la baja
calidad en las comidas ofrecidas a quienes llegaban al lugar, deseosos de
probar carne.
Tal era la desconfianza de los comensales, que se hizo
costumbre entre ellos, a modo de broma, el balbucear frente al plato de carne
asada...
SI ERES CABRITO MANTENTE FRITO, SI ERES GATO SALTA DEL
PLATO.
Con el correr del tiempo, esta costumbre llego a agudizarse
cada vez más, dado que tanto la libre como el gato son casi de un mismo tamaño y ambos poseen una carne
de color oscura y magra, de esta forma
se hacía entonces cada vez mas difícil poder darse cuenta a simple vista si les
habían hecho pasar...GATO POR LIEBRE
Este engaño dio origen al dicho popular, el cual se utiliza
hoy como equivalente de burla maliciosa,
una verdadera estaba, que hasta parece ser tomada con algo de humor,
cuando quieren dar a entender que han sido timados en su buena fe, otorgándoles
algo a determinado costo, siendo que su valor era notablemente inferior al que
se pretendía hacer creer.
"TENER MUCHAS
ÍNFULAS"
En la Antigüedad se denominaba "ínfulas" a unas
tiras o vendas de las que pendían dos cintas llamadas "vittae" las
que caían una a cada lado de la cien.
Las "ínfulas" eran
usaban arrolladas en la cabeza a manera de diadema o corona y solían ser lucidas por los príncipes y/o
los sacerdotes paganos como señal distintiva de su alta dignidad.
Con estas mismas "ínfulas" solían también ser
adornados los altares y en algunas ocasiones, también eran colocadas en las
cabezas de las víctimas que eran llevadas al sacrificio.
Las "ínfulas" entonces era una señal clara de
dignidad e importancia, cuantas más ínfulas lucían, es decir, cuanto más
abundante era el ornato, más era el rango de quien las portaba, demostrando de
esta forma la clase social a la que
pertenecía.
Por lo tanto, cuando se escuchaba decir que tal o cual
"TENÍA MUCHAS ÍNFULAS" se quería dar a enterder con esa aclaración,
la importancia que poseía la persona en cuestión.
Con el tiempo el dicho pasó a ser utilizado para catalogar a
todo aquel que actúa con gran vanidad y orgullo frente a sus pares y que aún
teniendo el mismo nivel socio económico, se empeña en hacer ver lo contrario,
sin acreditar verdaderamente la más
mínima diferencia es decir ...TENER MUCHAS ÍNFULAS.
"QUERER EL ORO Y EL MORO"
El origen del dicho surgió de un hecho de armas protagonizado por un grupo
de caballeros jerezanos durante las guerras de la Reconquista, cuando durante
una incursión afortunada, estos mismos caballeros lograron capturar a unos
cincuenta moros notables, entre los que se encontraban Abdalá, Alcalde de la
ciudad malagueña de Ronda y un sobrino de éste, llamado Hamet.
El alcaide obtuvo muy pronto su rescate, mediante el pago de
una fuerte suma de dinero, pero no así los demás hombres cautivos, ni siquiera
su joven sobrino Hamet, pese a los enérgicos requerimientos del propio rey Juan
II de Castilla.
Los caballeros y particularmente la esposa de uno de
ellos, exigían un jugoso rescate, la
entrega de cien doblas de oro por la liberación del cautivo.
En virtud de esto, el rey ordenó que Hamet fuese trasladado
a la Corte, pero debido al largo forcejeo entre el soberano y los caballeros
por el cobro del rescate, el pueblo no tardó en comenzar a censurarlo y en
acuñar la frase maliciosa de QUEDARSE
CON "EL ORO" Y "EL MORO"
aplicada a la aparente intención negociadora que mostraba tener en su
propio favor el rey.
Con el tiempo, el dicho comenzó a aplicarse para censurar a
toda persona que pretende retener más de lo que le corresponde por derecho o de
lo que realmente se merece, pretendiendo
descaradamente "QUERER EL ORO Y EL MORO"
"EL QUE SE FUE DE SEVILLA... PERDIÓ SU SILLA"
Cuentan que durante el reinado en Castilla de Enrique IV de
Trastámara, un sobrino de don Alonso de Fonseca , arzobispo de Sevilla, fue a
su vez designado arzobispo de Compostela, pero suponiendo el tío que, a causa
de las revueltas que agitaban Galicia, a su sobrino le costaría mucho tomar
posesión de su cargo Y se ofreció entonces para ir a Santiago y así allanarle las dificultades, solo que a
cambio, le pidió a su sobrino que lo reemplazase en los negocios de su sede en
Sevilla.
Efectivamente así se hizo y con el mejor resultado, de
manera que una vez que don Alonso, concluida la gestión regresó a Sevilla, se
halló con la desagradable sorpresa de que su sobrino se resistía a abandonar la
sede de su tío, la cual regenteaba, alegando
éste que el arreglo había sido permanente.
Para reducirlo, fue necesaria la intervención del Papa y
hasta la del propio rey Enrique, logrando así Don Alonso recuperar su sitio.
De aquel suceso, muy comentado en su tiempo, surgió la frase
"EL QUE SE FUE DE SEVILLA... PERDIÓ SU SILLA"
Felizmente para Don Alonso esto no fue así, pero aún hoy la frase surgida de aquel
hecho, quiere significar el peligro de
perder en manos de un oportunista, lo que nos pertenece por derecho.
"AQUÍ HAY GATO ENCERRADO"
Era habitual durante el Siglo de Oro español fabricar bolsas
hechas con piel de gato, a estás se les daba
diferentes usos, pero el mas frecuente era para guardar el dinero a modo
de ahorro.
Muy pronto esta costumbre no fue secreto para nadie y
comenzó a utilizarse el dicho "AQUÍ HAY GATO ENCERRADO" cuando se
sabía o bien se suponía que tal o cual persona, poseía una pequeña fortuna.
A través del tiempo la frase fue utilizada para dar a
entender que no se dice del todo la verdad, que algo están ocultando aunque a
simple vista todo parece estar en orden HAY GATO ENCERRADO
"LAS PAREDES OYEN"
.
Es un modismo que procede de Francia, del tiempo de las
persecuciones contra los hugonotes que culminó en la histórica "Noche de
San Bartolomé" o "Noche de los cuchillos largos", episodio
sangriento de las luchas religiosas que asolaron Francia en la segunda mitad
del siglo XVI.
El hecho fue promovido por Catalina de Médicis y el duque de
Guisa, quienes instigaron a los católicos a llevar a cabo una matanza de
hugonotes, seguidores estos de Calvino, la noche del 24 de agosto de 1572.
Según algunos historiadores, en aquellos tiempos, la reina
Catalina de Médicis mandó construir, en las paredes de sus palacios, conductos
acústicos secretos que permitieran oír lo que se hablaba en las distintas
habitaciones, para así poder controlar cualquier conspiración en su contra,
este hecho no tardó demasiado en saberse, aunque era difícil de comprobar, por
lo tanto cuando una conversación surgía dentro del palacio, la advertencia
era.... "LAS PAREDES OYEN"
La frase con el tiempo, pasó a ser utilizada para mantener
una determinada cautela a la hora de dar abiertamente una opinión comprometida.
"NO HAY TUTÍA"
En la medicina antigua, el hollín que resultaba de la
fundición y purificación del cobre (óxido de cinc) era procesado para
transformarlo en ungüento, al que le atribuían excepcionales virtudes curativas
para determinadas enfermedades de la vista.
El ungüento variaba su nombre según la región de la que se
tratara y del elemento del que derivaba, solía llamárselo tutía, o atutía y al parecer era muy citado por los publicistas de la
época, debido a sus aparentes buenos resultados en los tratamientos de las
enfermedades oculares, a tal punto que la demanda por la compra del ungüento
milagroso crecía cada vez más, hasta llegar a faltar el producto, por lo cual
los comerciantes se veían obligados a colgar un cartel informativo en su
negocio con la frase que rezaba ..."NO HAY TUTÍA"
Fue tal el prestigio de esta panacea, que el lenguaje
popular comenzó a utilizarla para dar a
entender que algo es dificultoso o bien de difícil resolución, tal como era
difícil conseguir por aquella época, el maravilloso ungüento.
"PONER LAS MANOS EN EL FUEGO"
Para explicar la procedencia de este dicho, hay que
remontarse a la época en que se practicaba el llamado "juicio de
Dios" u "Ordalía" que era una institución jurídica por medio de
la cual se dictaminaba la inocencia de una persona o cosa (podía ser un libro u
otra obra de arte) acusada de haber cometido algún delito, pecado o falta y de
cuyo resultado se podía deducir qué juicio merecía ella de Dios.
Muchas veces, el juicio de Dios se practicaba para aclarar
una desavenencia entre dos personas. Originariamente, era una costumbre pagana
practicada por numerosos pueblos antiguos , en particular por tribus germánicas, pero con la llegada del cristianismo, la
costumbre fue asimilada por la Iglesia.
Estos juicios de Dios tenían muchas formas de ejecución,
pero las que más se practicaban eran el combate y el fuego, forma ésta que
consistía en tomar hierros candentes con las manos o colocarlos en otra parte
del cuerpo, o bien en una hoguera o
lumbre.
Si la persona salía indemne o con poco daño de la prueba, era considerada inocente.
La frase, con el tiempo, comenzó a aplicarse, en sentido
figurado, para manifestar respaldo total por alguien o algo, dando a entender
que uno estaría dispuesto incluso a "PONER LAS MANOS EN EL FUEGO"
para dar testimonio de la conducta inocente de una persona.
"SE ARMÓ LA GORDA"
La Revolución Unionista de 1868, a causa de la cual la reina
Isabel II se vio forzada a abandonar el poder, vino precedida de un insistente
rumor callejero, en el que utilizando la muy castiza expresión de "La
Gorda" se proclamaba a los cuatro vientos la inevitabilidad de los
acontecimientos, es decir la destitución de Isabel II, dado la mala reputación
de ésta y el descontento popular que generaba, quien gozando del poder
soberano, reinaba con descaro y corrupción, haciendo peligrar su lugar de
poder.
La gente entonces, aludía a "La Gorda" como un
hecho consumado, como una cosa ya hecha, como que algo pasaría en breve e
inevitablemente.
La Gorda ya está en camino... Se va armar la Gorda... eran
los rumores que corrían por aquel entonces, hasta que finalmente, en septiembre
de ese año, verdaderamente, el pueblo afirmó.....
"SE ARMÓ LA GORDA" con el pronunciamiento militar
del marino Juan Bautista Topete y Carballo en Cádiz y de Primo de Rivera en
Madrid.
Históricamente, el hecho tomó el ostentoso nombre de
"Revolución Septembrina" o "La Gloriosa", pero su duración
fue efímera; aunque no así el castizo alias que el pueblo le adjudicó: "La
Gorda" Expresión ésta que luego extendió su uso al lenguaje familiar,
cuando alguien quiere referirse a un inminente hecho ruidoso o de mucha
trascendencia o bien ante una situación de extrema gravedad, utiliza la
expresión "SE ARMÓ LA GORDA"
"VIVA LA PEPA"
Con el paso del tiempo, esta expresión popular ha cambiado de significado.
Actualmente se le ha dado un sentido de desenfado y jolgorio
y se aplica a quienes tienen o actúan con un carácter despreocupado de alguna
situación y que al criterio de
otros, no debería ser tal.
Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, la
expresión ¡VIVA LA PEPA! era un grito subversivo, empleado durante muchos
períodos políticos.
La frase venía a sustituir a esta otra: “¡Viva la
Constitución de Cádiz!”.
Ésta era conocida cariñosamente como “La Pepa” porque fue
jurada y promulgada el día de San José, el 19 de Marzo de 1812.
Dos años más tarde, el rey Fernando VII tras su regreso a España, abolió la
Constitución de Cádiz y se prohibieron los gritos a su favor. Fue a causa de
ello, que los españoles que se oponían al absolutismo, tenían que referirse a ella en clave gritando... "VIVA LA
PEPA" evitando de ésta forma cualquier represalia en su contra.
“A LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA”
Los romanos personificaban a la diosa Ocasión como una mujer
hermosa y con alas, como símbolo de la fugacidad con que pasan ante el hombre
las buenas ocasiones u oportunidades. Parada en puntas de pie sobre una rueda y
con un cuchillo en la mano, la diosa Ocasión lucía una cabeza con abundante
cabellera, por delante, mientras que por detrás, era totalmente calva. De
manera que, al decir "tomar la ocasión por los pelos", se entendía
que debía esperarla de frente, cuando ella venía hacia uno, donde se tendría
la oportunidad de tomarla, ya que una vez que había pasado - al no tener pelos
por detrás- sería imposible agarrarla. Con el tiempo, la expresión perdió algo
de su sentido original y comenzó a ser utilizada para dar a entender que una
cosa se logra más por suerte que por capacidad. Respecto de la variante
"(A) LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA la ocasión la pintan calva", alude a la imposibilidad de
alcanzar un logro.
“A OJO DE BUEN CUBERO”
Antiguamente, en los diferentes reinos existía una total
falta de reglamentación a propósito de los sistemas de medidas. La frase hace
referencia a las medidas de capacidad de las cubas destinadas a contener agua,
vino u otro líquido. Las cubas eran fabricadas una a una por el cubero y su
capacidad venía determinada por el reino en el que tuviera montado el negocio e
incluso por las diferentes normativas de medidas dictadas por los señores
feudales.
Por lo que la expresión, alude claramente a dar referencia a
la lógica que da la experiencia en determinados asuntos a la hora de verter una
opinión.
“A LA VEJEZ VIRUELA”
La viruela era una enfermedad vírica contagiosa que afectaba
principalmente a niños y adolescentes y que una vez curada, dejaba cicatrices
indelebles. Por tanto, no era una infección propia de personas de avanzada
edad. “A la Vejez Viruela” es el título de una comedia escrita en 1817 por Manuel Bretón de los Herreros. Se trata
de una obra en prosa que narra las vicisitudes de dos enamorados de avanzada
edad, se cree entonces, que el dicho
surgió a raíz del estreno de la comedia en 1824. La frase alude a quienes se
enamoran tardíamente y a quienes realizan aventuras no usuales para su edad,
siendo éstas más propias de la juventud y por lo tanto una actitud que es
considerada desubicada y reprobable.
“A RÍO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES”
La experiencia demuestra que los pescadores cogen mucho más
pescado en el agua turbia que en la clara, tal vez porque cuando el agua está
turbia los peces no ven los peligros que corren y caen más fácilmente en ellos.
De aquí nació el otro modismo: "Pescar en agua turbia", como sinónimo
de hacer su negocio y aprovecharse de un desorden que tal vez se ha promovido
con dicho fin. Los griegos decían en el mismo sentido: "Enturbiar el agua
del lado para pescar anguilas", modismo que Aristófanes aplica al mal
ciudadano que provoca desórdenes a fin de enriquecerse a expensas del público. La
frase “A RÍO REVUELTO GANANCIA DE PESCADOR” alude entonces a todos aquellos que
ganan en cualquier ámbito, aprovechando las revueltas y trastornos para sacar
ventaja propia.
“A SEGURO SE LO LLEVARON PRESO”
Es un dicho que, en
su origen español, habría sido ”A SEGURA LO LLEVARON PRESO” en el cual se
produce un juego de palabras entre el apellido Segura y el adjetivo seguro/a.
Aparentemente, se referiría al castillo de la villa jienense (de Jaén) de
Segura de la Sierra, que sirvió de prisión. Para algunos, era una cárcel para
delincuentes comunes en la que la vida era muy dura y sobrevivir se convertía
en un logro casi inalcanzable; para otros, era un lugar de detención de
personajes de cierta alcurnia, con lo que las condiciones de vida no eran tan
malas y el tiempo de permanencia de los presos no era muy prolongado. De
cualquier forma, la expresión alude a la posibilidad de que, no importa la
condición social de las personas, a cualquiera le cabe la posibilidad de ser
encarcelados si no ponen cuidado en sus acciones. Originariamente, la frase
pudo haber sido A Segura, lo llevaron preso. En nuestro país, se utiliza la
frase para dar a entender que nadie está exento (seguro) de que le pase algo, bueno o malo.
“A TONTAS Y A LOCAS”
Expresión
atribuida al fraile agustino Farfán ya que efectivamente, podemos leer en el
libro Fray Juan Farfán “Dichos agudos y graciosos” de la profesora e
historiadora Aurora Domínguez Guzmán en el capítulo 1 “El Pulpito” donde se
cita lo siguiente:
“Convidárosle unas monjas para que predicara
el día de San Juan, pero con la condición de que dijese que San Juan era el
mayor santo del cielo. Llegado el día, el maestro fue al convento y comenzado el sermón dijo: -Estas señoras me
han dicho que predique de San Juan, que es el mayor del cielo, y, diremos a
tontas y a locas, lo que supiéremos.
Frase esta
que aún hoy sirve para dar a entender que se hablan tonterías y locuras.
“ATAR LOS BÁRTULOS”
La frase hace alusión a Bártolo de Sassoferrato
quien fuera un eminente jurisconsulto
italiano que vivió en la Baja Edad Media, profesor de Derecho en las
universidades de Pisa, Bolonia, Padua y Perusa y cuyas obras -contenidas en
trece volúmenes- sirvieron de base de estudio durante tres siglos a los alumnos
de Derecho de toda Europa.
Los
estudiantes españoles tomaban nota de las obras del ilustre tratadista y una vez concluida la clase, ataban los apuntes
por medio de cintas o correas, al conjunto de estos apuntes se los conocía
familiarmente por el nombre de bártulos y que en la jerga estudiantil, a la tarea de reagruparlos
y atarlos una vez utilizados, le dio origen a la expresión atar los bártulos.
Así, por extensión, el dicho terminó por aplicarse también a toda disposición o
preparativo que, por lo general, hace referencia a una mudanza, cambio de
domicilio o traslado.
“CARGAR CON EL MUERTO”
Esta frase, que vive entre nosotros desde la
Edad Media, respondía a las leyes imperantes en aquella época. Cuando en la
jurisdicción de una localidad era hallado el cuerpo de alguna persona muerta en
circunstancias extrañas, si no era posible determinar la identidad del
homicida, el pueblo donde había sido encontrado el cuerpo estaba obligado a
pagar una multa llamada homicidium u omecillo.
A causa de
esto y con el fin de eludir el pago de la multa, cuando se hallaba un muerto en
las calles, los habitantes del pueblo en cuestión, de común acuerdo, levantaban el cuerpo y lo
trasladaban a una localidad vecina, de manera que la responsabilidad del crimen
no recayera en ellos y en consecuencia, fuera otro el que se hiciera
responsable de pagar la multa correspondiente.
Con el
tiempo, el dicho comenzó a aplicarse -en sentido figurado- como equivalente de
la pretensión de descargar sobre otro la culpa por algún delito o falta
cometida. En la actualidad, el dicho cargar con el muerto conserva el mismo
valor, aunque suele aplicarse, comúnmente, para referirse a la responsabilidad
que le cabe a alguien en el pago de alguna deuda, sobre todo cuando se trata de
cuentas impagas o difíciles de saldar.
“COMO PANCHO POR SU CASA”
Esta frase se utiliza para significar que una persona se
mueve con desenvoltura en un lugar que no le es propio. En ocasiones tiene un
significado peyorativo, porque se trata de un intruso cuya actitud es impertinente,
arrogante o excesiva. Un antiguo refrán decía: «Algo va de Pedro a Pedro», y
significaba que existen diferencias incluso entre los que parecen iguales. Y
otros, también olvidados:”Viejo es Pedro para cabrero”, “Bien se está Pedro en
Roma, aunque no coma”. Todos estos refranes, y otros muchos, indican que Pedro
es el nombre que se le da a cualquier individuo, para personalizar las frases
hechas, los dichos o los refranes. Con especialidad, Pedro parece representar
al dueño o al amo de una casa, como si se tratase de una antiquísima relación
de las palabras cristianas según las cuales San Pedro era la piedra angular o
primera piedra de la Casa de Dios. Algunos autores, sin embargo, han tratado de
identificar a este Pedro con Pedro I de Aragón (siglos XI y XII) aludiendo a un
antiguo dicho: “Entrarse como Pedro por Huesca”, aludiendo a la poca resistencia
que tuvo este rey en la toma de dicha ciudad. Con el tiempo la frase se fue
modificando hasta convertirse en “COMO PANCHO POR SU CASA" aunque
Pancho sea el diminutivo familiar
con que se lo nombra a Francisco.
“CON AZÚCAR ESTÁ PEOR”
Cuentan que el
célebre músico navarro don Juan Emilio Arrieta -para entonces director del
Conservatorio madrileño- se hospedaba en una pensión de la calle llamada
"del Desengaño", de cuyo baño salía continuamente un olor
nauseabundo. El músico se quejaba reiteradamente ante la dueña y la instaba a
que solucionara tan desagradable situación, hasta que un día, al entrar en la
casa, don Arrieta advirtió que el olor -aunque distinto- resultaba aún más
insoportable y repugnante que el anterior, por lo que preguntó a la dueña.
-¡Pero, doña Blasa! ¿Qué ha hecho usted? -¿Qué he hecho?- repuso dolida la
patrona. -¿Todavía no está usted satisfecho, don Juan? Pues, sepa que me la
pasé toda la mañana quemando azúcar. A lo que el músico respondió: -¡Ay, doña
Blasa! ¡Con azúcar está peor!
Esta salida de don Arrieta fue tan festejada que ha quedado
en el lenguaje coloquial de España para dar a entender que ciertos remedios, a
veces, dan resultados contraproducentes, de manera que en lugar de mejorar las
cosas, las agravan y empeoran.
“DAR LA LATA”
Son muchas las versiones que circulan respecto de la
procedencia del dicho, aunque todo induce a creer que proviene -por imitación-
de los antiguos dichos dar la tabarra o dar la murga, con los que se daba a
entender el fastidio ocasionado por alguien que golpea instrumentos de
percusión tales como zambombas, palos y cencerros, para festejar las segundas
nupcias de una viuda o de un viudo. Aseguran que al aparecer en el mercado la
hoja de lata (luego, hojalata) como producto de uso común, los recipientes
vacíos de ese material fueron incorporados al equipo sonoro de las
"cencerradas". De manera que la expresión dar la lata, o sea,
percutir sobre ella, no hizo más que extender el concepto tradicional de dar la
murga. También se ha documentado que la frase podría provenir de la ciudad de
Málaga, en cuya cárcel los presos solían comprar una lata de mosto condimentado
con sobras de vino, licores y aguardientes que al ser bebidos, provocaban en
los detenidos una intensa borrachera y, como consecuencia, un deseo
incontenible de hablar. El uso popular, sin embargo, le ha adjudicado al dicho
el significado de fastidio causado por cualquier inoportuna insistencia, aunque
entre nosotros se lo aplica lisa y llanamente a quien posee la característica
de hablar por demás.
“DAR PALOS DE CIEGO”
Es sabido por todos que la ceguera, aparte de constituir una
lamentable desgracia para quien la padece, ha sido siempre motivo de burla y pretexto
para la creación de frases y expresiones divertidas. Y para probar esta
afirmación, basta con citar algunos de los juegos populares nacidos en tiempos
remotos cuyo fundamento consistía en privar ocasionalmente de la visión a los
participantes. Tales son los casos de la gallina ciega y la piñata, juego que
llegó a dar nombre a un día: el "Domingo de la Piñata", en cuyos
festejos se vendaban los ojos de los participantes y estos, armados de un palo,
comenzaban a dar garrotazos contra una cazuela de barro pendiente de hilo.
Cuando la vasija era alcanzada por un certero garrotazo, ésta se abría
derramando su contenido -que solía ser agua o pequeñas golosinas- sobre el
autor del golpe. Así, la gente estallaba en bullicioso jolgorio. De esta alegre
costumbre, no extinguida del todo en nuestros días, precede la expresión dar
palos de ciego, aplicada para significar el perjuicio que se sufre al proceder
sin tino ni cautela, a lo loco, en cualquier asunto delicado.
“QUEDAR EN LA ESTACADA”
El dicho proviene de la época en la que se
llevaban a cabo, en terrenos circundados por "estacas", desafíos
solemnes, torneos, justas y juegos peligrosos, en los que el participante
perdía el desafío o la vida y allí quedaba solo o abandonado. La frase hace
referencia exactamente al suceso que acontecía, abandonar a alguien, en una
situación comprometida, que puede ser un negocio o un peligro grave.
“DEL TIEMPO DE MARICASTAÑA”
No hay certeza acerca
de la existencia de este personaje, como tampoco se conoce el motivo por el
cual se lo asocia con épocas remotas. Hay quienes afirman que, efectivamente,
existió en la provincia de Lugo (España) una Maricastaña quien, junto con su
marido y hermanos, encabezó un partido de extracción popular que se oponía al
pago de los tributos exigidos abusivamente por el obispo del lugar. Incluso, se
afirma que habría sido ella misma la que ordenó matar -como represalia- al
mayordomo del prelado. Aparentemente, la fama de esta mujer se cimentaba no
tanto en sus principios morales y actitudes de arrojo cuanto en su aspecto muy
varonil. Sin embargo, también hay quienes afirman que el personaje Maricastaña
no es real sino ficticio y pertenecería a la leyenda celta, a través del cuento
"La batalla de los pájaros", cuyo personaje central es una tal Auburn
Mary (traducible como María de color castaño). De todas formas, real o
inventada, esta mujer forma parte del léxico de la mayoría de los
hispanohablantes en el dicho del tiempo de Maricastaña, para hacer alusión a
algo o alguien que hace mucho tiempo que está en este mundo.
“DE PUNTA EN BLANCO”
Esta expresión, que
en la actualidad solemos utilizar para elogiar la elegancia y pulcritud de la
vestimenta de alguna persona, tiene su origen en los antiguos usos de la
caballería. En ese tiempo, en cambio, el dicho se aplicaba a los caballeros que
solían llevar todas las armas del arnés desnudas y listas para el combate y como
estas eran de acero bruñido, centelleaban al sol con una blancura
resplandeciente, es decir, los caballeros iban de punta en blanco. Esta
expresión es la misma que da origen a la frase armas blancas, aludiendo a que
son cortantes, en contraposición con las llamadas armas negras, que eran las
que se utilizaban en la práctica de la esgrima y que no eran cortantes ni
punzantes; asimismo, eran también llamadas armas negras las que permanecían
envainadas. Por analogía, con el correr del tiempo, el modismo ir de punta en
blanco vino a aplicarse también al acto de vestir suntuosamente -ya sea de
uniforme o etiqueta- y con el máximo esmero, tal como lo hacen en la actualidad
muchas personas.
“DORAR LA PÍLDORA”
Desde siempre, los
medicamentos (infusiones, polvos, brebajes...) se han caracterizado por tener
un sabor amargo, lo cual los hacía molestos en el momento de tener que
tragarlos, pero eso era considerado algo natural, tanto como lo era el hábito
de tener que soportar el dolor. Hoy, todos sabemos que esos botoncitos
compuestos por distintas variedades de productos medicinales llamados píldoras
suelen estar integrados -por lo general- por elementos de sabor amargo y
desagradable al paladar. De ahí, que los antiguos boticarios, tal como se sigue
haciendo en el día de hoy en los modernos laboratorios farmacéuticos, para
disfrazar o disimular ese desagradable sabor, acudiesen al recurso de dorar la
píldora con alguna substancia de gusto azucarado y suave al paladar, de manera
que se facilitara la acción de tragar el medicamento. Ese es el sentido de la
expresión dorar la píldora, que hoy aplicamos en el lenguaje diario para hacer
o decir algo de una forma más suave y tratando de no herir a quien nos escucha.
“EL TIEMPO DE LAS VACAS GORDAS”
Según cuenta la Biblia (Génesis), cierta vez el faraón tuvo
un sueño singular e inquietante: vio cómo siete vacas gordas eran devoradas por
otras tantas vacas extremadamente flacas. Desconcertado por tal visión, convocó
a los adivinos y agoreros más afamados del país, pero ninguno de ellos supo
interpretar satisfactoriamente la pesadilla. Ante tal circunstancia, hizo
comparecer ante sí a José, hijo de Jacob y Raquel, que se hallaba en prisión y
éste le explicó que las siete vacas flacas simbolizaban "los siete
próximos años, que serían de abundancia y prosperidad", mientras que las
siete vacas flacas representaban la "escasez y penurias que harán que se
olvide toda la abundancia de la tierra de Egipto durante otros siete años, y el
hambre consumirá la tierra". Con el tiempo, la frase el tiempo de las
vacas gordas adquirió el valor de aludir a cualquier período de prosperidad
material, pero con la advertencia implícita de que a ese período habrá de
sucederle otro de necesidades y apremios.
“ENTRAR CON EL PIE DERECHO”
Esta es una expresión
que desde hace mucho tiempo solemos utilizar para significar el comienzo
favorable de una empresa, aunque comúnmente se sostiene que la locución es una
forma residual de alguna práctica supersticiosa. Lo cierto es que tiene su
origen en la rubrica de los Misales donde, por motivos arcanos se prescribe que
el celebrante, una vez comenzado el introito y al disponerse a subir las gradas
del altar, debe iniciar su marcha con el pie derecho, esto es, entrar con el
pie derecho. Curiosamente, esta costumbre se ha mantenido a pesar de su
procedencia pagana. Por extensión, comenzó a aplicarse el dicho para referirse
a la acción que prenuncia la buena suerte necesaria en la iniciación de una
tarea y su culminación con éxito.
“ESTAR EN BABIA”
Babia es una apartada comarca de la provincia de León, en España,
poco fértil y bastante alejada de las zonas pobladas en cuyo territorio hoy se
encuentran importantes pantanos de aprovechamiento hidrico. Durante la Edad
Media, al parecer, abundaba la caza en ese lugar y los reyes de León lo
eligieron como punto de reposo, particularmente para alejarse de los problemas
de la corte, complicada con las intrigas palaciegas de los nobles, empeñados en
instaurar un régimen feudal semejante al de la Europa septentrional. Además,
los reyes aprovechaban las bondades del lugar para olvidarse por un tiempo de
la tarea estresante de reinar, que no era poca. Estas ausencias del rey
motivaban a menudo la inquietud de los súbditos a quienes, cuando preguntaban
por él, se les respondía que el rey estaba en Babia. La expresión se hizo
coloquial y pasó al lenguaje común para significar toda disposición de ánimo
desentendida, de propósito o involuntariamente, ante cualquier tarea
apremiante. Hoy en día, "ESTAR EN BABIA" la utilizamos específicamente para hacer referencia
a toda persona distraída o que parece ausente en el momento en que más se
necesita de su concentración.
“ESTAR EN LA PALMERA”
Este es un dicho que pertenece a los argentinos y está
ligado con los tiempos en que eran habituales los garitos o lugares de juego
prohibidos, uno de los cuales, alejado del centro de la ciudad, albergaba una
orgullosa palmera que se erguía en los fondos de la casa. Como la palmera
estaba alejada del lugar de reunión de los jugadores, los que perdían o no la
venían llevando bien con los números, se sentaban en el cantero que circundaba
la planta y meditaban sobre la esquiva fortuna. Con el tiempo, y una vez que el
lugar se hizo más y más popular, la planta también acrecentó su fama y dio
origen al nacimiento del dicho estar en la palmera, en directa alusión a los
que se hallaban junto a la planta porque ya habían perdido todo su capital.
Posteriormente, la expresión comenzó a utilizarse en otros ámbitos en los que
se debía justificar que alguien estaba totalmente quebrado económicamente
“ESTO NO ES JAUJA”
Jauja es la capital de la provincia peruana de Junín, famosa
desde la época de la colonia por la fertilidad de su suelo y por los
privilegiados dones de salubridad que le atribuían. Durante los tiempos de la
colonización, era un codiciado lugar de reposo, sobre todo para los enfermos
del aparato respiratorio, por lo que su fama se hizo legendaria y llegó a
España, traída por los peruleros o emigrantes enriquecidos en aquel país. El
escritor Lope de Rueda, por su parte, influido por las noticias que de esa
tierra traían los viajeros, dio el nombre de Jauja a una ciudad ficticia
llamada "La tierra de Jauja", en la que describe el lugar como la
isla del oro en la que los árboles dan buñuelos, los ríos, leche; las fuentes,
manteca y las montañas, queso. Por supuesto, la fantasía popular terminó por
identificar a la ciudad de Jauja con el Paraíso, de manera que las expresiones “ESTO
ES PURA JAUJA” “CREER QUE LA VIDA ES JAUJA” quedaron para siempre como
equivalentes de que en Jauja tenemos una vida sin sobresaltos y con el bienestar
asegurado.
“HACERSE AGUA LA BOCA”
Es por todos sabido que la presencia de un manjar apetitoso
no sólo despierta el deseo de saborearlo, sino que activa de manera automática
la secreción de las glándulas salivales, ubicadas en nuestra boca. Tanto es
así, que a veces, la sola mención de un plato determinado es suficiente para
producir ese efecto; y lo mismo sucede cuando estamos presenciando una película
o un programa de televisión y en la pantalla se nos presenta un delicioso
platillo: automáticamente, nuestras glándulas salivales comienzan a secretar su
líquido. Este fenómeno que más de una vez hemos experimentado, da origen a la
frase que metafóricamente utilizamos para aludir a algo que nos produce esa
sensación de saborear cierto manjar. Pero, atención, la expresión hacerse agua
la boca no se limita a la ingestión y saboreo de una comida, sino que se
extiende al sentido figurado y suele aplicárselo en referencia a un hecho muy
deseado y de inminente realización, aunque no tenga relación alguna con la
comida.
“LÁGRIMAS DE COCODRILO”
Por motivos que se ignoran o quizá porque la imagen del
reptil ha estado siempre ligada a hechos misteriosos, muchas son las leyendas
que se cuentan acerca de la conducta del cocodrilo, alguna de ellas
relacionadas con su actitud ante sus presas. Desde tiempos remotos, se sostenía
que el saurio, para atraer a sus víctimas emitía un extraño e insinuante
gemido. Otros autores añadían que, una vez devorada la presa, el temible reptil
lloraba sobre los despojos de su comida, quizás afligido porque el festín
hubiese terminado tan de prisa y no falta quien asegura que suele comerse a sus
propias crías, desconociendo en este caso que la hembra acomoda a los más
pequeños dentro de sus fauces para llevarlos al río, donde luego los suelta
para que comiencen a nadar por sus propios medios. Asimismo, se sabe que las
famosas lágrimas de cocodrilo son una secreción acuosa que mantiene húmedos los
ojos del animal, fuera del agua, pero no tienen nada que ver con el llanto,
debido a que las glándulas salivales y las lacrimales de este animal están
situadas muy cerca unas de las otras y por eso, se estimulan constantemente, lo
que hace que el animal llore mientras come. Todo esto, sumado a la fantasía
popular sirvió para dar origen a la expresión lágrimas de cocodrilo, con la que
se alude al dolor fingido de alguien ante cualquier suceso desgraciado, dolor
que no es tomado en serio por ninguna de las personas que lo contemplan.
“LAS CUENTAS CLARAS Y EL CHOCOLATE AGUILA”
Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió
las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al
Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gustó, a
causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado exclusivamente con fines
medicinales. Posteriormente, cuando a unas monjas del convento de Guajaca se
les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causó
furor, primero en España y luego en toda Europa. En esos tiempos, mientras la
Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo
discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro. Para
algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao, por lo que preferían
el chocolate espeso, o sea, "a la española"; para otros, el gusto se
inclinaba por la forma "a la francesa", esto es, más claro y diluido
en leche. Los ganadores, finalmente, fueron los que se inclinaron por el
chocolate cargado, por lo que la expresión las cosas claras y chocolate espeso
se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre. Sin embargo en
nuestro país tiene una pequeña variante, se cambió “cosas” por “cuentas” y "espeso" por el apellido del monje "Aguilar" quitandole a éste la R final, de ahí
que la frase se popularizara como “LAS CUENTAS CLARAS Y EL CHOCOLATE AGUILA”
dando paso de esta forma a la intensión de decir que mejor dejar todo aclarado
para que no exista confusión alguna.
“LLAMALE HACHE”
Hemos reunido dos dichos en una explicación, debido a que
ambos tienen relación con letras de nuestro alfabeto. Hasta el siglo XVI, la
letra "h" en nuestro idioma, tenía un valor fricativo laríngeo y se
la pronunciaba casi como una jota, lo que hoy solemos decir una "hache
aspirada". Pero, al hacerse átona por pérdida de ese sonido, cayó en
menosprecio de la gente sencilla, de donde, como consecuencia nació el modismo llamale
hache, como equivalente en el lenguaje familiar de es lo mismo, da lo mismo una
cosa que otra, o sea, que da igual la presencia o ausencia de la letra hache.
Entre nosotros, se la usa como expresión de justificación similar a la que dio
origen al dicho. La letra "j" proviene de las lenguas primitivas del
Medio Oriente, como el hebreo, el caldeo y el siríaco, y era la más pequeña de
esos alfabetos, por lo que su nombre llegó hasta nosotros como equivalente de
cosa pequeña o insignificante. En la escritura hebrea, por otra parte, la iod
-o sea, la jota- participaba como rasgo inicial de todas las demás letras. De
ahí que el modismo no saber ni jota alude a la extrema ignorancia de alguien en
una cosa determinada y así es como lo utilizamos en la actualidad.
“LAVARSE LAS MANOS”
Esta frase, muy
utilizada para dar a entender que uno se declara libre de responsabilidad ante
cualquier hecho, debe su popularidad al gesto histórico de Poncio Pilato,
procurador romano de la región de Judea, cuando tras pronunciar sus célebres
palabras "Inocente soy de la sangre de este justo", se lavó las manos
como respuesta a la condena de Jesucristo, clamorosamente reclamada por la
turba enardecida de Jerusalén. En realidad, el gesto de lavarse las manos era
una práctica simbólica en aquellos tiempos y se utilizaba para dar testimonio
de inocencia ante cualquier grave acusación. Actualmente, la expresión yo... me
lavo las manos o simplemente lavarse las manos, hace referencia a la liberación
de toda responsabilidad ante determinado hecho.
“LO CONOCEN HASTA LOS PERROS”
El dicho alude a la figura de don Francisco de Chinchilla,
alcalde de Madrid a fines del siglo XVIII. Este buen señor acostumbraba a
presentarse en los mercados, acompañado de sus alguaciles y guardias, al menor
signo de disputa o riña, logrando -con su sola presencia- calmar los ánimos de
los presuntos contendientes, de manera que la calma volvía a reinar en el
lugar. También se cuenta de don Chinchilla que, en cierta oportunidad, con el
propósito de mejorar las condiciones de salud de los madrileños, dictó una
ordenanza que autorizaba a los alguaciles a matar a pedradas a todos los perros
abandonados y vagabundos. La orden fue cumplida al pie de la letra y muy pronto
se pudo ver por las calles de Madrid un gran número de lapidaciones de perros
vagabundos. Y llegó a tal punto la cuestión, que la gente comenzó a decir que
los animales realmente conocían a su verdugo, ya que con la sola presencia de
don Chinchilla, los canes empezaban a aullar y salían corriendo. Con el tiempo,
la expresión “LO CONOCEN HASTA LOS PERROS” se aplicó para dar a entender que
alguien es muy popular.
“MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES”
No es muy segura la procedencia de este modismo, aunque
circula por España una anécdota que podría explicar el origen del dicho. Según
cuenta el conde de Clonard, en 1597 las tropas españolas tomaron la ciudad de
Amiens merced a una treta urdida por el capitán Hernán Tello de Portocarrero,
que vistió de labradores a dieciséis de sus soldados que hablaban muy bien en
francés. Estos hombres penetraron en la ciudad provistos de sacos de nueces,
cestos de manzanas y un carro de heno. Apenas entraron en la ciudad, uno de los
soldados dejó caer voluntariamente uno de los sacos de nueces, lo que movió a los
soldados franceses a recoger las nueces del piso. Esta situación permitió a los
españoles que sacaran sus armas de la carreta de heno y así reducir a las
tropas locales para permitir el ingreso de una columna invasora.
Posteriormente, los franceses recobraron la plaza, pero la astucia de la
estratagema habrían dado origen al dicho “Fue más el ruido que las nueces”. Con
el correr del tiempo, la frase pasó a ser parte del uso popular, como
manifestación de exagerada demostración de un hecho que no tiene tanta
trascendencia.
“ME LO CONTÓ UN PAJARITO”
En general, las aves siempre han tenido fama de ser
portadoras excepcionales de buenas y malas noticias. Tanto en la Biblia cuanto
en la literatura clásica abundan ejemplos de esta afirmación que certifican la
vigencia del dicho. Una de las muestras antiquísimas de esa creencia es el
difundido arte de predecir el futuro por el vuelo y el canto de los pájaros
(augur, augurio...). Otra, más cercana en el tiempo, está representada por el
uso de las palomas mensajeras, que han prestado siempre valiosos servicios a
las tareas de información y comunicación. Todo ello explica la antigüedad de la
frase “ME LO CONTÓ UN PAJARITO” con la que solemos ocultar risueñamente el
conocimiento del origen de alguna noticia llegada a nosotros de manera
confidencial.
“NI CHICHA NI LIMONADA”
La chicha es una bebida alcohólica que resulta de la
fermentación del maíz en agua azucarada. De éste licor, muy común en los países
de Centroamérica y Sudamérica, nace el dicho "ni chicha ni limoná",
es decir, que no hay o no quedan ni bebidas alcohólicas ni refrescantes. Hoy en
día la expresión equivale a decir o dar a entender que algo no vale nada, que
no es ni una cosa, ni otra.
“NO DEJAR TÍTERE CON CABEZA”
Todos sabemos que los títeres son figuras hechas en pasta,
madera u otro material que, revestidas y adornadas caprichosamente, se accionan
con hilos mediante algún artificio manual. En la actualidad, los títeres son un
espectáculo para niños, pero en otras épocas, las representaciones se hacían
también para recreo de los adultos, lo que explica que el célebre Don Quijote
haya podido arremeter como lo hizo, contra el retablo del maese Pedro, en el
que -en efecto- “NO DEJO TÍTERE CON CABEZA”. La expresión quedó en el lenguaje popular para
calificar el destrozo que, por motivos airados, se hace de algo o alguien
involuntaria e indiscriminadamente, aunque por analogía, la frase puede
aplicarse también en el caso en que no haya ningún daño material, sino una
severa reprimenda manifestada en forma oral contra una o más personas.
“NO QUERER MÁS LOLA”
Lola era una marca argentina de galletitas de principio de
siglo, famosas por el cuidado puesto en su elaboración, llevada a cabo con los
mejores ingredientes y sin ningún tipo de agregado artificial, lo que las
convirtió en las preferidas de los grandes médicos especialistas que las
recomendaban para la inclusión en las dietas de sus pacientes, sobre todo los
que no podían ingerir alimentos convencionales. Tanto fue así, que en los
sanatorios, clínicas y hospitales comenzaron a incluirlas en la alimentación de
enfermos de toda clase. Cuenta la tradición que, estando de visita alguien en
un sanatorio de la ciudad de Buenos Aires y mientras recorría junto a un amigo
las instalaciones del nosocomio, fue a dar a la puerta de la morgue, de donde
precisamente salía un enfermero empujando una camilla que portaba un cadáver.
Ante tal escena, el visitante, luego de mirar pasar al macabro cargamento,
giró, miró a su ocasional acompañante y le dijo: “ESE NO QUIERE MAS LOLA” aludiendo
obviamente a la condición del difunto, que ya no comería ni esa ni ninguna otra
marca de galletitas. Con el tiempo, la expresión vino a significar que alguien
desiste en su intento por alcanzar un logro que se le presenta inaccesible o,
lisa y llanamente, abandona una tarea.
“OTRO GALLO CANTARÍA”
En las últimas horas de vida de Jesucristo, cuando estaban en el Cenáculo, el Señor había dicho a Pedro que él lo negaría tres veces antes de que cantase el gallo dos, al amanecer. Por supuesto, Pedro negó que tal situación fuese a cumplirse, pero quizá por la flaqueza humana del apóstol, el hecho se cumplió y Pedro negó tres veces consecutivas que conocía al Maestro. El curso de los hechos que condujeron a Jesús al Gólgota engendró en los creyentes el sentimiento de que otro habría sido el desenlace de la historia sagrada si el valor de Pedro no hubiese flaqueado. De ahí, que la expresión otro gallo cantaría se aplique para dar a entender que, de haberse planteado de otra manera, las cosas habrían resultado diferentes.
“PASAR LA NOCHE EN BLANCO”
Cuando una persona es incapaz de conciliar el sueño por
algún motivo, se dice que "ha pasado la noche en blanco".
Antiguamente, los aspirantes a caballeros, tenían que hacer la velada de las
armas que les honrarían como tales, llevando como atuendo una vestimenta blanca
que simbolizara la pureza espiritual. El color de las ropas, y lo largo que se
hacia la noche de espera, dieron lugar a este dicho.
“PICAR MUY ALTO”
Esta es una expresión tomada del arte de la tauromaquia
(corrida de toros), donde el acto de picar tiene mucho que ver con la habilidad
del alanceador de toros. Pero, su origen nos remonta a una corrida de toros
realizada en la Plaza Mayor de Madrid durante el reinado de Felipe IV, celebrando
el día de su onomástico. Sucede que uno de los más destacados picadores era don
Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, que también era conocido por
una relación amorosa con la reina. Ese día, el conde tuvo una actuación
destacada, lo que hizo que la soberana exclamara: "¡Qué bien pica el
conde!", a lo que el rey replicó, con toda ironía: "Sí, pica muy
bien... pero pica muy alto", sugiriendo lo excesivo de las aspiraciones
del noble súbdito. El conde, finalmente, murió asesinado a manos de un desconocido,
instigado o pagado según dicen, por algún cortesano ofendido o, muy
probablemente por el propio rey, no sin antes haber salvado a la reina de un
incendio producido en el palacio de Aranjuez, aunque había quienes sostenían
que fue el propio don Juan el que habría provocado el fuego, para poder
"salvar" a la reina. Con el tiempo, la expresión pasó al uso popular
para dar a entender que alguien pone su mira en objetivos muy por encima de sus
posibilidades.
“PONER EN TELA DE JUICIO”
En el antiguo Derecho Procesal, poner en tela de juicios
significaba que un caso estaba pendiente de averiguaciones previas para formar
un asunto o resolverlo. En la expresión, la voz latina "tela" que
significa empalizada, se usa con el significado de palestra, lugar cerrado para
celebrar en él debates o discusiones. Dicho esto, la expresión "PONER EN
TELA DE JUICIO", se dice cuando tenemos dudas acerca de la certeza,
legalidad o éxito de una cosa.
“PONER LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES”
Durante el transcurso del siglo XVI, fueron introducidos los
caracteres góticos en la escritura común. Entonces, los copistas
-importantísima profesión en esa época- adoptaron la práctica de poner un
pequeño tilde sobre la i minúscula, para evitar que la presencia de dos de
estas letras seguidas fuese confundida con una "u" (como si hoy
tuviéramos que escribir a mano y en letra cursiva el término compuesto
anti inflacionario). Por supuesto, esta innovación no fue bien recibida por
todos los escribas y por algunas de las personas letradas, de manera que
comenzaron a discrepar con la medida; tanto fue así, que para muchos, la acción
de poner los puntos sobre las íes no pasaba de ser una prolijidad ociosa,
propia de personas excesivamente meticulosas y maniáticas del esmero. Con el
correr del tiempo, este concepto fue desplazado por el que tiene la frase en la
actualidad, es decir, ejecutar todo muy detalladamente, sobre todo lo que
normalmente se hacía de manera imprecisa, aunque entre nosotros suele aplicarse
a la persona que siente la necesidad de aclarar determinada situación porque
prefiere las cosas transparentes.
“PONER PIES EN POLVOROSA”
A pesar de que no puede afirmarse con certeza, todo lleva a
pensar que el origen de esta expresión alude a un hecho bélico histórico
protagonizado por el rey de Asturias y León, don Alfonso III. Al parecer, este
monarca estaba bastante preocupado por las incursiones de los moros en su
territorio y un buen día resolvió poner punto final a las tropelías de los
sarracenos, para lo cual, salió a cortarles el paso a orillas del río Orbigo,
en una región conocida como los Campos Palestinos de Polvorosa. Luego de una
compleja, cruenta y exitosa contraofensiva del monarca de Asturias, el ejército
islámico debió dispersarse en fuga desordenada, de donde la conocida expresión "PONER PIES EN POLVOROSA" comenzó a aplicarse con valor de huida brusca y
precipitada.
"PONERSE LAS BOTAS”
Hubo un tiempo en el que el calzado era signo distintivo de
la clase social a la que pertenecía el individuo. Es más: entre los romanos y
los bizantinos existían normas muy estrictas al respecto y de hecho, esas
diferencias se mantuvieron vigentes por mucho tiempo. De manera que, mientras
las botas eran de uso privativo de los caballeros ricos y poderosos, el zapato
bajo estaba reservado al pueblo llano. De ahí nació la expresión ponerse las
botas, utilizada para poner de manifiesto el progreso de quien, por virtud de
un golpe de fortuna, accedía al uso de las botas. Por supuesto, ese progreso
sólo podía verificarse en un integrante de la clase baja ya que los nobles
siempre habían usado botas. En la actualidad, el dicho conserva el mismo
sentido, aunque en los últimos años ha adquirido -metafóricamente- un relativo
valor intencional, quizá debido a las personas que medran en base a hechos no
del todo claros o lícitos, por eso, en la actualidad, la frase se aplica por lo
general, cuando la persona que ha alcanzado el progreso es sospechada de
ilicitudes.
“QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE”
Según cuenta el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de
Guevara, en tiempos de las revueltas de las Comunidades de Castilla había en un
pueblo de Ávila un clérigo de origen vasco, partidario y ferviente defensor del
líder de la revuelta Juan de Padilla, a quien señalaba desde el púlpito como
"verdadero rey de Castilla, y no el tirano que ahora nos gobierna".
Pero resultó que, una vez, el propio rebelde Juan de Padilla apareció con sus
tropas y, tal como era la costumbre de la época, devastó las bodegas del lugar
para abastecer a sus huestes. Una vez que se fue, el clérigo del lugar subió de
nuevo al púlpito y habló al pueblo, pero ahora con un mensaje distinto,
diciendo "habéis visto cómo pasó por aquí don Juan de Padilla y cómo sus
soldados no me dejaron gallina viva, ni tocino, ni estaca, ni tinaja sana. Os
digo esto porque, de aquí en adelante, no deberéis rogar a Dios por él, sino
por el rey don Carlos y la reina doña Juana, únicos reyes verdaderos...".
Como es de suponer, la gente comenzó a aplicar la frase "QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE" para referirse al sentimiento que despierta una persona que en un
tiempo fue pujante, feliz, sana o rica y ahora se encuentra débil, triste,
enferma o pobre.
“SABER DÓNDE LE APRIETA EL ZAPATO”
Este es uno de los dichos más populares de nuestra lengua y
su origen se remonta a la época de los romanos. Según cuenta Plutarco en su
obra "Vidas paralelas", Paulo Emilio, un patricio romano que gozaba
de respeto entre sus pares debido a su sentido de la Justicia, dispuso
separarse -aparentemente, sin ninguna razón- de Pipiria (hija de Papirio
Masón), su joven, bella y virtuosa esposa, madre de sus dos hijos. Cuando sus
amigos, escandalizados por la actitud del patricio, le reprochaban su proceder,
éste, sonriente y señalando uno de sus zapatos, respondía: -¿Han visto ustedes
alguna pieza tan fina y primorosamente trabajada como esta? Pues yo, y sólo yo
sé dónde me aprieta. Con el tiempo, la ejemplar respuesta pasó al lenguaje
popular como "SABER DONDE LE APRIETA EL ZAPATO" para ser usada como réplica, cuando se acusa a alguien de obrar con
ligereza y desatino.
“SALVARSE POR UN PELO”
En tiempos remotos, el oficio de marino no hacía descontar
-como en la actualidad- que este profesional supiera nadar; más aún, había
muchos hombres de mar que no podían siquiera mantenerse a flote en caso de
naufragio debido a que la capacidad de nadar no era una condición "sine
qua non" para ingresar como tripulante. De ahí que, cuando un día el jefe
de cierto cuerpo de la Armada, quizá guiado por razones puramente higiénicas, dio
orden de rapar la cabeza de todos sus hombres, estos se alzaron en clamor de
protesta y rebeldía, llegando incluso a la superioridad, alegando que la medida
atentaba contra su vida, debido a que de esa manera se les privaba, en caso de
naufragio, de una forma de asidero, dado que muchas veces eran salvados de una
muerte segura al ser tomados de los largos pelos de su cabeza. Este pedido
formulado por los marinos fue curiosamente atendido por los superiores que, a
través de una Real Orden expedida en 1809, decretaron la caducidad de la medida
de exigir el pelo corto a los marinos. En la actualidad, la expresión “SALVARSE
POR LOS PELOS” o la variante criolla “SALVARSE POR UN PELITO” salvarse son usadas para dar a entender que alguien logra salir
de un apuro extremo, justo en el último momento.
“SER EL CHIVO EXPIATORIO”
Este dicho proviene de una práctica ritual de los antiguos
judíos, por la que el Gran Sacerdote, purificado y vestido de blanco para la
celebración del Día de la Expiación ("purificación de las culpas por medio
de un sacrificio") elegía dos machos cabríos, echaba a suerte el
sacrificio de uno, en nombre del pueblo de Israel y ponía las manos sobre la
cabeza del animal elegido -llamado el Azazel- al que se le imputaban todos los
pecados y abominaciones del pueblo israelita. Luego de esta ceremonia, el macho
sobreviviente era devuelto al campo por un acólito y abandonado a su suerte, en
el valle de Tofet, donde la gente lo perseguía entre gritos, insultos y
pedradas. Por extensión, la expresión “SER EL CHIVO EXPIATORIO” adquirió entre
nosotros el valor de hacer caer una culpa colectiva sobre alguien en
particular, aun cuando no siempre éste haya sido el responsable de tal falta.
“SER DE TIRO LARGO”
En la España antigua, cada quien era libre de colocar en su
coche la cantidad de caballos que quisiera, pero en cambio, solamente el rey y
algunos dignatarios de la Corte tenían derecho a colocar el tiro delantero a
mayor distancia que los traseros, para lo cual, lo alargaban por medio de
extensas correas y hubo una época en que eran tantos los alargamientos que los
tirantes llegaron a medir cuatro o cinco varas (casi cuatro metros y medio). A
esta clase de arreo se le llamaba “TIROS LARGOS” y el modismo pasó -por
extensión- al lenguaje familiar para designar el vestido de gala o cualquier
otro atuendo ocasional lujoso. Entre nosotros, por una deformación posterior,
la expresión ser de tiros largos se aplica en el caso de las personas que
soportan sin objeción largas esperas, viajes interminables o bien, se mantienen
despiertos hasta horas muy avanzadas, o lo que es peor aún, hace alusión a la
extrema paciencia que se mantiene ante un hecho intolerable.
“SIN DECIR AGUA VA”
En la Edad Media, el sistema de alcantarillado y la
presencia del cuarto de baño en las casas de familia españolas (lo mismo que en
las francesas, inglesas, etcétera) no era tan común como en nuestros días; de
hecho, para satisfacer las primarias necesidades fisiológicas, las familias de
entonces utilizaban bacinillas (comúnmente llamadas hoy
"escupideras", porque primitivamente cumplían esa función) dentro de
las cuales depositaban sus abluciones. Era algo cotidiano, entonces, que por
las mañanas, las señoras de la casa recogiesen estos recipientes y vaciasen su
contenido simplemente arrojando desde las ventanas su contenido (en este caso,
exclusivamente líquido) a la calle, pero poniendo mucho cuidado de advertir a
los posibles transeúntes del peligro inminente, para lo cual exclamaban a viva
voz: "¡AGUA VA...!". Con el tiempo, y cuando las instalaciones
sanitarias progresaron, desapareció la costumbre, pero el dicho permaneció en
el uso popular como sinónimo de advertencia. Claro que también surgió la
variante “SIN DECIR AGUA VA”, equivalente al actuar sin la precaución de
advertir a alguien sobre la acción que uno iba a acometer, muchas veces
perjudicando al otro,
“TARDE PIASTE”
Generalmente, cuando oímos una queja, pedido de auxilio o
justificación algo tardíos, de manera que resulta prácticamente imposible
atender, solemos utilizar irónicamente el dicho “TARDE PIASTE” integrado por el
adverbio de tiempo y el participio del verbo "piar". En realidad, en
el propio sentido de este verbo está contenido el significado del dicho, sobre
cuyo origen se manejan varias versiones, aunque se coincide en lo más esencial.
La más acertada habla de un par de estudiantes gallegos que, en ocasión de
jugarle una broma a un tercero, apostaron a quién de los tres se atrevía a
tragar un huevo cocido, de un solo trago. Aceptada la apuesta, los dos pícaros
pusieron dos huevos cocidos y uno crudo, que se encargaron de dar al incauto.
Este tomó el huevo y en el momento de pasar por la garganta del joven, un pollito pió, lo que hizo que aquel
exclamara... ¡tarde piache! forma gallega de decir “TARDE PIASTE” En la
actualidad, lo seguimos utilizando con el mismo sentido que en sus orígenes.
“TENER MUCHOS HUMOS”
Existía entre los romanos, la tradicional costumbre de
adornar el atrio de las viviendas con los bustos y retratos de toda su
ascendencia, con el objeto de demostrar la longitud y la importancia de su
linaje. Estos objetos, por efecto del humo y del paso del tiempo, adquirían una
coloración oscura de la que los habitantes de la casa solían ufanarse, ya que
cuanto más intensa era esa pátina de ranciedad, más crecía la respetabilidad de
la familia, en base a la memoria de sus ancestros. Ese es el origen de la
expresión tener muchos humos que hoy aplicamos análogamente para manifestar la
fea actitud de quien actúa con engreimiento y presunción inmoderados. El mismo
valor adquirió la locución “SE LE SUBIERON LOS HUMOS”
“TENER VISTA DE LINCE”
Con este dicho, tenemos que admitir que se ha cometido un
error histórico que se ha mantenido a través del tiempo. Y todo debido en parte
a una equivocada transcripción (algo muy frecuente en nuestra lengua) así como
a un acertado concepto científico que involucra a este felino. Existía un rey
de Mesenia -antigua ciudad del Medio Oriente- llamado Alfareo, cuyo hijo era
famoso por la capacidad visual de que gozaba, ya que era capaz de distinguir
desde su atalaya en Libia, la partida de una flota enemiga desde Cartago. Y no
sólo eso; se decía además, que era capaz de atravesar con su mirada toda clase
de objetos sólidos. Sucedía que el nombre de este descendiente de nobles era
Linceo y fue él quien dio origen al dicho popular “TENER VISTA DE LINCEO” que
era como se decía en los primeros tiempos y no “TENER VISTA DE LINCE” como lo
hacemos en la actualidad. Coincidentemente, el felino que nos ocupa ostenta con
orgullo el mérito de ser uno de los animales con mejor visión entre todos los
seres de la tierra, pero no fue él precisamente el que originó este dicho tan
popular, usado hoy para destacar la capacidad visual de alguien.
“TOMARSE LAS DE VILLADIEGO”
Si existe un dicho popular de origen español cuyo origen es
controvertido, sin duda es este que nos ocupa ahora. Sobre lo que no se tiene
ninguna duda es respecto de su antigüedad, ya que se lo menciona por primera
vez en La Celestina, la célebre tragicomedia de Calisto y Melibea escrita en
parte por Fernando de Rojas, donde se hace referencia a las "calzas de
Villadiego". Pero los estudiosos no se ponen de acuerdo acerca de su
procedencia: para algunos, alude a un determinado tipo de calzones -calzas- que
se confeccionaban por entonces en el pueblo burgalés de Villadiego; para otros,
evoca la figura del aventurero que llevaba ese apellido, quien por alguna razón
que se desconoce, se vio obligado a escapar precipitadamente de determinado
lugar. Existen otras versiones no menos contradictorias, una de las cuales
sostiene que se refiere a las alforjas que se fabricaban en la ciudad de
Villadiego, aludiendo a que éstas son lo primero que se toma cuando se huye de
un lugar, pero en realidad, se trataría de las calzas, que sí son lo primero
que uno toma en su huida. Pero sea como fuere, el significado de la frase “TOMARSE
LAS DE VILLADIEGO” tiene en todos los casos el mismo sentido: huir, salir en
estampida por efecto de una contingencia súbita e imprevista, tratando a como
de lugar de salvarse el pellejo.
“VALE LO QUE PESA”
Aun cuando se dice que este dicho tendría su origen en la
cultura escandinava, se cree que la práctica era común a muchos de los pueblos
de la Antigüedad. Existía entre algunos pueblos, una costumbre consistente en
que, cuando un hombre mataba a otro, estaba obligado a pagar en oro o en plata,
el peso de la víctima a sus familiares. Posteriormente, esa práctica se
trasladó al ámbito religioso, de manera que los parientes de un enfermo
ofrecían a la Providencia por su pronto restablecimiento, el peso de aquel en
plata, cera, trigo, etcétera. El mismo significado tienen hoy las ofrendas que
se elevan a la Virgen o a algún santo en los templos; asimismo, entre los Ismaelitas Parsi de la India subsiste la costumbre de regalar anualmente a su
jefe espiritual, el Aga Khan, su peso en oro. Todos estos antecedentes dieron
lugar a la creación del dicho popular “VALE LO QUE PESA” utilizado para
ponderar el valor moral, intelectual, artístico o práctico de una persona en
particular.
“VÉRSELAS NEGRAS”
Para explicar este dicho, deberemos remontarnos a la antigua
Grecia y explicar la manera en que los ciudadanos llegaban a ocupar cargos
públicos. Estos se otorgaban confiando en el azar, mediante el sistema de
extracción de sortes (bolas o pedacitos de madera marcados, que por otra parte,
dieron origen a la palabra "sorteo") por los que se creía que se
expresaba el oráculo. En este sistema, las bolas blancas simbolizaban la suerte
venturosa y las negras, la suerte adversa. Esta interpretación mágica de las
suertes se ha mantenido a través del tiempo y de él proviene la expresión “VERSELAS
NEGRAS” derivada a su vez de tocarle a uno la negra, con el que, en el lenguaje
coloquial se señala el infortunio de alguien en cualquier cosa determinada por
el azar.
“VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA”
Seguramente, no debe de haber otro dicho popular tan
cuestionado respecto de su origen, como este. En realidad, se trata de una
sencilla frase, pero ha sido adjudicada a tantos protagonistas de la Historia
que nadie sabe ciertamente quién tiene los "derechos de autor". Desde
Carlos III a Fernando VII, pasando por Napoleón Bonaparte, todos alguna vez parecen
haber pronunciado esta frase que, por otra parte, no demuestra ser ninguna
genialidad y es un hecho que muchos de los protagonistas de importantes hechos
históricos pudieron haberla utilizado en algún momento de su vida. No obstante,
una creíble versión sostiene que fue el emperador Augusto (y por cronología,
precede obviamente a los demás) quien solía exhortar a sus servidores
diciéndoles “APRESÚRATE LENTAMENTE”. Con el tiempo, la expresión habría sufrido
variantes, hasta tomar la forma de “VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA” hasta “VÍSTEME DESPACIO QUE ESTOY APURADO” pero
lo cierto es que ha mantenido siempre la vigencia con la que llegó a nuestros
días y a través de la cual se aconseja a otra persona a que actúe con calma y
tranquilidad en el momento más delicado de una situación, debido a que cuando
se procede apresuradamente, lejos de abreviar problemas, esa premura suele
entorpecer y malograr los mejores propósitos.
“ZAPATERO... A TUS ZAPATOS”
Según los testimonios de los historiadores Valerio Máximo y
Plinio, el Viejo, la frase fue pronunciada en cierta oportunidad por Apeles, el
pintor griego más célebre de la Antigüedad. Este artista acostumbraba a exponer
sus cuadros en la plaza pública y así podía escuchar directamente la opinión de
la gente acerca de sus trabajos. En cierta oportunidad, Apeles había expuesto
el retrato de una persona importante de su ciudad y un zapatero que pasaba por
el lugar, se detuvo a observar la obra y criticó la forma de una de las
sandalias del personaje. Apeles acató la observación del zapatero, llevó la
obra a su taller, la rectificó y nuevamente la llevó al lugar de exposición.
Cuando el zapatero volvió a contemplar el cuadro, al ver que el pintor había
acatado su sugerencia, se sintió autorizado para extender sus críticas a otros
aspectos del retrato, lo que motivó que Apeles, al escuchar esos comentarios,
lo encarara y le dijera “ZAPATERO A LOS ZAPATOS”. Con el tiempo varió a “ZAPATERO
A TUS ZAPATOS” Des todas formas, pese a
esta variante, el sentido de la
expresión, se ha mantenido desde entonces, se usa como consejo a quien pretende
juzgar asuntos ajenos en los que no es experto.
“NADIE ES UN SEÑOR DELANTE DE SU CRIADO”
En realidad esta locución es una transformación de otra
muy similar: ‘Nadie es héroe para su ayuda de cámara’ y fue pronunciada a
mediados del siglo XVII por Anne-Marie Bigot, más conocida como Madame Cornuel,
una mujer de gran ingenio y a la que se le atribuyen algunas otras famosas citas.
La expresión es utilizada para señalar que no hay mejor persona que conozca al detalle la vida y miserias de alguien, que aquel que ha estado a su servicio.
Muchos son los que indican que Madame Cornuel se inspiró a
la hora de soltar dicha sentencia, en otra muy similar que aparecía en la obra
‘Ensayos’ que el filósofo y escritor Michel Eyquem de Montaigne, había publicado
un siglo antes y aunque la expresión fue ampliamente difundida por el
lingüista inglés John Florio (autor de un buen número de traducciones de la
obra de Montaigne), quien realmente la hizo famosa, tras haberla pronunciado,
fue la aristócrata francesa Madame Carnuel, aludiendo de esta forma, a lo difícil que es conservar el
prestigio de la intimidad.
"NO DEJÓ TÍTERE CON CABEZA"
Expresión aparecida de forma específica en el Quijote, de Cervantes, mas precisamente en su segunda parte, en los capítulos XXV y XXVI donde se originó el uso de esta famosa locución.
En los mencionados capítulos, Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza, se encontraban en una venta donde se anunció en un retablo de títeres, la representación de la obra ‘El retablo de la libertad de Melisendra’ y en el que el titiritero no es otro que Maese Pedro (personaje que aparece en el primer libro y que fue uno de los esclavos en galeras que liberó el Hidalgo Caballero de la Mancha. Durante la representación de la obra (en el que Don Gaiferos libera a su amada esposa Melisendra, mientras que son perseguidos por soldados moros) Don Quijote sufre una de sus habituales alucinaciones y cree estar presenciando una persecución real, por lo que desenvaina su espada y en pleno delirio, arremete a espadazos con los títeres del retablo, con el fin de ayudar a escapar a la pareja de enamorados, dejando de esa forma sin cabeza a todos los títeres de la obra, de ahí surge entonces “No dejó títere con cabeza".
La expresión quedó en el lenguaje popular para calificar el destrozo que, por motivos airados, se hace de algo o alguien involuntaria e indiscriminadamente
"Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen"
Frase tomada
del Martín Fierro, de José Hernández, en la que se hace referencia a lo vano e
inútil de los intentos por ocultar las verdaderas características de la
personalidad humana.
La expresión
al ñudo era propia de los gauchos del Río de la Plata y quiere decir
«inútilmente, en vano». Proviene de la costumbre que se tenía, por aquel
entonces, de ceñir a los bebés con una tela a modo de faja.
"Poner
en un brete"
Para
descubrir el origen de esta expresión tenemos que saber primero qué significa
brete, este es un vocablo del español
antiguo sinónimo de “potro o cepo”, un aparato que servía para torturar a los
condenados y humillarlos públicamente, era un cepo de hierro que se ponía a los reos en
los pies para que no pudieran huir.
Se utilizaba
en el siglo XVI y a partir del término brete surgió la expresión popular “Poner
en un brete” dicha frase adoptó un significado que resistió al paso de los
siglos y no varió hasta la actualidad, entendiéndose por extensión, que la persona que está metida en un brete, se
encuentra en serias dificultades.
"Aunque
la mona se vista de seda, mona se queda"
Frase
extraída de una fábula de Esopo donde relata que un faraón egipcio ordenó que
varias monas aprendieran a bailar. Su
maestro les enseñó a dar varios pasos de baile y cuando ya estuvieron listas
las presentaron en público y las vistieron muy elegantemente y de seda. Todo
comenzó muy bien, las monas bailaban al
compás de la música como se les había enseñado, sin embargo, uno de los
espectadores tuvo la ocurrencia de aventarles unas nueces. Al ver el alimento,
los animales rompieron la formación y se fueron tras ellas. El público comenzó
también a tirarles más nueces y todo acabó en un gran desastre, las monas dejaron de bailar, dado que lo único
que les importaba era alimentarse. Esopo
termina la narración de su fábula diciendo… “Aunque la mona se vista de seda,
¡En simple mona se queda!”
Frase que,
con el correr de los tiempos sufrió una pequeña variante y que hace alusión a
la condición natural de las personas que, por más que traten de disfrazar su
actitud, no logran despojarse de sus características.
"Abre
el Ojo"
La expresión está basada en el origen de la
palabra abrojo o comúnmente llamado cardo, planta que se caracteriza por la presencia de espinas en las hojas, en
el tallo y en las brácteas involucradas de la inflorescencia. El nombre de esta
planta espinosa termino siendo usada como el equivalente de "abre el
ojo". Esta palabra era usada originariamente como advertencia para las
personas, debido al peligro que suponía caminar por una senda plagada de esta
clase de planta de tallos largos, rastreros y frutos muy espinosos y
perjudiciales para las personas ya que pincharse con una de sus espinas era muy
doloroso. En la actualidad, la expresión se usa para advertir a alguien sobre
la inminencia de un riesgo o peligro, para lo cual es necesario mantenerse
alerta.
"Colgar
el Sambenito"
Entre los antiguos usos de la Iglesia y
después, durante los tiempos de la Inquisición, a los penitentes que lloraban
sus culpas y mostraban arrepentimiento, se les daba una vela de cera y se los
arropaba con una especie de saco de lana que, previamente, había sido bendecido
por el sacerdote o párroco del lugar. De ahí, que a esa prenda se le llamase saco
bendito, denominación que más tarde, derivó en las formas san bendito y
finalmente, sambenito.
Este hábito
consistía en una especie de escapulario de lana amarilla con la cruz roja de
San Andrés, llamas de fuego y otros jeroglíficos estampados en la superficie.
El objetivo de penitencia de este atuendo dio origen al dicho popular colgar a
uno el sambenito, con el que se expresa el acto de echar sobre alguien una
culpa inmerecida.
"Dejar
de plantón"
El "plantón" era un soldado o
integrante de una fuerza del orden que hacía guardia en un puesto y por
extensión, toda persona que ejercía la vigilancia de la puerta de un edificio.
La comparación surge porque, al estar tanto tiempo apoyado sobre las
"plantas" de los pies, la persona parecía estar echando raíces en el
lugar, como un gran plantón. En nuestros días, la frase se refiere, a dejar
esperando a alguien sin acudir a la cita.